Amor tras las rejas: así se vive el Día del Amor en la cárcel
Internos revelan las claves y secretos para mantener la chispa de la pasión, a pesar de sus condenas.
Son las cinco de la tarde del jueves en el Complejo Penitenciario de Valparaíso. En los distintos módulos del recinto, los reos viven el día a día, anhelando la fecha del término de sus condenas, mientras cinco internas, que saben que el viernes 14 de febrero se celebra el Día del Amor, están más tristes que nunca.
En sus quehaceres, las mujeres se preguntan cómo sería si en ese día tan especial pudieran ver, besar y abrazar a sus amados, pero reconocen que este pensamiento es una mera fantasía, ya que gracias al beneficio de la visita conyugal y la familiar, sólo pueden estar con ellos una o dos veces al mes y si es que cumplen con ciertos requisitos como hacer buena conducta.
Sus rostros, sin embargo, cambian cuando Solange Videla, la encargada del Programa de Visitas Íntimas, se acerca a ellas para comunicarles que, a partir de las 11.30 horas del Día de los Enamorados, van a poder reunirse con sus parejas. Apenas reciben la noticia, las mujeres saltan de alegría y parten de inmediato a ver qué ropa se van a poner para darles una buena impresión a sus hombres.
Cita romántica
Al día siguiente, las mujeres esperan muy nerviosas en el auditorio del Complejo. Entre ellas comentan parte de sus historias de amor, hasta que a eso de las 11.40 horas, cinco hombres con rosas aparecen en el salón. A partir de allí, todo es emoción y lágrimas.
"Ay, estoy tan feliz... porque ésta es una historia muy linda de amor. Nos conocimos de casualidad y hemos estado juntos desde hace unos tres años. Mi hombre lleva aquí 25 años preso y yo llevo 4 años y me falta poco para cumplir la mitad del tiempo de la condena, pero nos amamos mucho y estaré con él hasta que salga", manifiesta Jazmina Mandiola, contentísima.
Su pareja, Juan Romo, la observa embelesado y enamorado como él solo. Confiesa que no la va a cambiar por nadie. "Nos conocimos acá por cosas del destino y nos amamos mucho. Además, es a la única persona que tengo porque mi familia casi no me viene a ver. Y qué puedo decir... este día quiero agradecerle al comandante y que estas puertas se sigan abriendo más adelante para esta gente que lo necesita. A pesar de las condiciones, estoy muy feliz con mi pareja, la amo y paso pensando en ella, porque es mi mundo y no la voy a cambiar jamás", promete mirándola a los ojos.
Todo por amor
Alexandra, otra joven que salió beneficiada con esta visita extra, confiesa que no se porta muy bien, pero que por amor le pone empeño.
"Nos conocimos aquí en la cárcel y empezamos como amigos, hasta llevar dos años de relación. Nos cuesta estar juntos, porque cuando estamos a punto de tener una visita, algo pasa... Él tiene buena conducta, pero yo estoy en la población penal y soy un poquito más desordenada. Por eso le doy gracias a Gendarmería por la oportunidad", confiesa la interna, entre risas.
A Marcos Cuevas, su novio, no le importa y asegura que la acepta tal cual es. "Llevo seis años preso y me quedan cuatro. A ella un poco más y estamos tratando de estar bien, es medio porfiadita y qué vamos a hacerle, pero yo la quiero igual y somos felices juntos", enfatiza.
Las otras parejas, que prefieren mantenerse al margen de las entrevistas por diversos motivos, también agradecen esta cita romántica, porque siempre anhelan ver a sus novios. Eso sí, el capellán, que les da una pequeña bendición antes de que conversen, les sugiere que pusieran fecha para casarse. "Eh, lo vamos a conversar, pero puede ser", señalan.
Cartas escritas a mano
Para mantener la chispa del amor, los internos revelan que las cartas y mensajes escritos a mano han sido primordiales, como también imaginar que ambos están en un viaje largo y que se reencontrarán al regreso.
"No contábamos con esta visita y con esto serían tres. Somos felices porque nos ayudamos y es hermoso todo esto, porque me encantan las flores. Como nos vemos poquito, pensamos que estamos viajando para después reencontrarnos. También nos escribimos cartitas, que nos pasamos cuando logramos toparnos o cuando las chiquillas suben", detalla Jazmina.
"Es lindo lo de las cartas, porque después uno las relee. Los dos las hemos estado guardando, yo las tengo todas en una bolsa de supermercado", señala Juan Romo.
Alexandra también se escribe cartas con su Marcos Cuevas. "A él yo lo amo porque es mi apoyo... pero es difícil mantener la relación, sobre todo por el sistema, porque de repente no se puede y porque igual yo no hago mucha conducta. Pero nos escribimos harto y con eso nos contamos lo que sentimos", declara.
Respecto al futuro, ambas parejas esperan seguir juntas. "Bueno, a mí me quedan hartos años todavía, pero voy a tratar de hacer buena conducta para irme antes. Mi pareja sale antes y pobre de él que no venga a verme, porque sino... ya sabe ya", amenaza pícara la interna Alexandra.
"Pensamos que estamos viajando para después reencontrarnos. También nos escribimos cartitas..." Jazmina Mandiola , Interna favorecida con el programa.
La cita que Gendarmería le otorgó a las cinco parejas, duró hasta las 17.00 horas. "Entre visitas íntimas intrapenitenciaras, tenemos alrededor de 25 internos e internas que están participando y, del programa de visitas íntimas en condenados imputados, tenemos a 517 internos. En las dependencias están habilitadas 17 habitaciones de mañana y tarde, de lunes a domingo", afirmó Solange Videla, encargada del Programa de Visitas Íntimas. "Las historias de ellos son bastante particulares, porque algunos no tienen conducta o no han cumplido nunca con los requisitos por una u otra razón, pero, a pesar de esos inconvenientes, quisimos darle esta sorpresa de que estuvieran juntos en un espacio reservado para ellos, de 14.00 a 17.00 horas", añadió.
El beneficio