Comunidad del colegio Winterhill pide que el caso no sea cerrado.
Una sensación de impunidad e impotencia ronda en la comunidad del colegio Winterhill, de Viña del Mar, cuando ya han transcurrido cinco meses desde que uno de sus trabajadores más entrañables, Luis Obregón Vera, familiarmente conocido como "Ñaño", fuera cobardemente asesinado cuando llegaba a su casa, en el sector de la Villa Rukán, en Reñaca Alto.
A pesar de los meses transcurridos y de la querella interpuesta contra quienes resulten responsables de este crimen, en la comunidad desconocen avances en torno a la investigación y temen que el caso pueda cerrarse sin que el o los autores enfrenten a la justicia.
En cada rincón del establecimiento se encuentra presente la figura de "Ñaño", auxiliar que se desempeñó por más de 30 años en el colegio. Fotografías mantienen vivo su recuerdo, el mismo que sus compañeros de trabajo sienten los obliga a luchar por encontrar a quienes le quitaron la vida.
"Hemos estado con una sensación de impotencia porque no tenemos ningún avance significativo en la investigación, por lo menos así lo hemos sabido a través del abogado que lleva la causa por la familia, en el sentido de que los investigadores han señalado que, dado a que no había cámaras ni se empadronaron testigos, está como paralizada la causa", comentó ayer el director del Winterhill, Gustavo González, quien pidió a la comunidad entregar cualquier antecedente que ayude a esclarecer este brutal asesinato.
Chila Navarro, representante del sindicato de trabajadores del colegio, añadió que si bien confían en la justicia, dado el nulo avance en la investigación sienten que a veces la celeridad de los procesos judiciales depende del origen social de la víctima.
"Nos preocupa que éste sea un nuevo caso sin resolver (...) Todavía no se ha hecho nada, pero imaginamos que hay muchas cosas que se pueden hacer, no dependen únicamente si había o no cámaras", cuestionó la docente. J