Liberty
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El poder ser parte de un pedazo de historia en cada trago o bocado, es parte del traspaso cultural que significa de manera constante la comida en una cultura. Desde tiempos remotos nos juntamos a comer como acto social y por qué no también a tomar algo. El bar que visitamos esta semana es ciertamente parte de la historia de una comunidad. Su gente lo hace especial y mantiene con vida a punta de cañitas cada vez calando más hondo en el corazón de porteños y adoptados por la región.
El común de los mortales llega ahí por una caña de algo, por un vaso de tinto o por un espacio de tranquila oscuridad, pero también a probar el sabor del puerto junto a familias, turistas y vividores que se ahogan en la bella barra del lugar. En él encontramos comensales que vienen con el dato de las cazuelas (así mismo llegamos nosotros), buscando los 300 gr de asado de tira de vacuno dentro del caldo sabroso y colorido, papas, zapallo y choclo…y se encuentra, pero no solo eso, sino que también de pollo (piernas) que tiene el mismo espíritu, pero de otro color. Esta vez, no solo la cazuela nos hizo rendirnos a sus pies, sino que platos 'del día' recomendados por la cocina, que no son parte estable de una carta lo que los vuelve más entretenidos aún, la teoría de a la suerte de la olla, nos ha hecho ir en un par de oportunidades más y hemos recalado en arrollados de malaya, con todo el relleno que uno espera, zanahorias, espinaca, huevo duro, etc, que es precisamente como se describe en el mejor artículo culinario. O los chunchules apanados, que son un manjar pocas veces comido (primera vez aquí) y hoy idolatrado por la memoria. Lo que toque mañana no lo podemos adivinar pero si avizoramos que estará buenísimo.
Ahora, si ya eres conocido del local y de sus garzones, podrás gozar de 'privilegios de los dioses' que no son de todos, como la maravilla del pebre y especialmente las cebollitas en escabeche, preparadas ahí mismo que adornan de manera perfecta cualquiera de las elecciones del bar. Eso asociado a la mística de estar en la barra más antigua del puerto, adornada con una sentida colección de jockeys y sombreros caídos en antiguas batallas donde cada una cuenta una historia, hacen del Liberty, un lugar especial, quizás sin la alcurnia habitual, pero con un baño de autenticidad notable. Picada, picada.