Colocarán un placa en memoria de universitario que se perdió en el mar
Manuel Lema O.
Los días más amargos de sus vidas han pasado los integrantes de la familia de Javier Riquelme Gutiérrez, el joven universitario de 23 años que, el pasado domingo 1 de junio, cayó accidentalmente al mar, en los roqueríos del sector de las loberas en Cochoa, mientras se encontraba junto a su polola.
El estudiante de ingeniería civil de la Universidad de Valparaíso no logró nadar hasta la orilla y desapareció en el mar, sin que hasta hoy sus restos hayan podido ser rescatados. Su polola tuvo mayor suerte. Romina Rybbert logró mantenerse junto a Javier por algunos minutos, tomados de la mano, hasta que el mar se lo arrebató. Luego ella logró llegar co vida a la costa.
Han sido semanas de angustiante espera, de desconsuelo y disconformidad. Sus padres y hermanas, al igual que compañeros y ex compañeros de estudios de Javier, siguieron de cerca las labores de búsqueda que mantuvo en el sector la Armada, las que se vieron interrumpidas por el mal tiempo.
Hace unos diez días, la autoridad naval informó a la familia el término de los operativos de búsqueda, los que, a pesar de los medios desplegados, no tuvieron los resultados esperados.
Buzos mariscadores y voluntarios que brindaron su apoyo a la familia realizaron los últimos rastreos en el sector la semana pasada, pero el resultado fue siempre el mismo.
'Recorrieron la zona y no encontraron nada. Ellos dieron por terminada la faena porque no pudieron encontrar nada', precisa Alfonso Riquelme, padre del universitario.
En lo inmediato, la familia se encuentra iniciando los trámites para poder realizar la inscripción del fallecimiento de Javier en el Servicio de Registro Civil e Identificación.
'Le di un poder a mi yerno, que es abogado, para poder hacer la inscripción. Tendremos que hacerlo por medio de los tribunales y probablemente desde los tribunales pidan un informe a la Armada', detalla Alfonso.
El deseo de la familia sería poder realizar una liturgia fúnebre para despedir a Javier; sin embargo, tal como lo precisa Alfonso, desde la misma parroquia les han explicado que mientras Javier permanezca desaparecido, no es posible hacerlo.
Para el padre del universitario, el dolor de la pérdida del menor de sus hijos vivirá para siempre con ellos, pero, tal como señala, la vida debe continuar. 'Yo estoy asumiendo que la vida es así y que tiene que continuar (...) Yo recién anoche viajé al sur para retomar mis negocios porque desde el 1 de junio que no venía (...) La vida tiene que continuar, no podemos quedarnos', añade Alfonso. J