"Te amo", fueron las últimas palabras que Pablo Ascencio Solari, de 24 años, le dijo a su polola Tamara Oñate Berríos, de 17 años a eso de la 1.00 de la madrugada del domingo, apenas unas horas antes de perder la vida.
La pareja llevaba tres años junta y, aunque nunca se separaban, este fin de semana debieron hacerlo. Ella se fue con su familia a Olmué y él se quedó en Viña del Mar. Por trabajo no pudo viajar.
"Lo odio"
Tamara siente que la vida se le va, que el proyecto que tenía con su primer amor muere y parte de ella muere también. No logra conformarse y es gracias a las píldoras que le han medicado que ella puede hablar claro y fuerte de este dolor que le carcome el alma.
"A él (Gonzalo Torres), lo odio, lo odio con toda el alma. El mató a Pablo y me mató a mi y de verdad deseo con todo el corazón que sea él quien estuviera viviendo ahora lo que vivo yo y lo que vivimos todos nosotros", señaló la muchacha.
Tamara se niega a hablar de él en pasado, se niega a pensar que ya no está y que deberá empezar de nuevo, se niega a creer que su vida no volverá a ser la misma.
"Pablo es una persona muy responsable, de hecho ese día el papá le ofreció salir en auto, pero él no quiso porque sabía que iba a tomar. Siempre compartía mucho con mi familia, me cuidaba mucho, me protegía y para él yo era su cosentida. Era demasiado amoroso, íbamos de viaje y pese a la diferencia de edad todos lo querían porque él me cuidaba mucho, se preocupó de conocer y compartir con mis amigos y me llevó donde los suyos igual", relató.
El martes 16 fueron al Parque Alejo Barrios y se quedó en la casa de ella hasta la mañana siguiente. Ese miércoles ellos regalonearon a primera hora y desayunaron juntos. "Uno nunca presiente las cosas, pero tengo grabado que yo no quería que se fuera, nos despedimos y fue como si no nos fuéramos a ver más", precisó.
La pareja se reuniría el domingo por la noche y hoy pasarían el día juntos pues Tamara Oñate cumple 17 años. Por esas cosas de la vida estarán todo el día juntos, ella velando por su descanso eterno y él, probablemente sentado a su derecha recordando los buenos y los malos momentos. Ella tratando de sobrevivir a este duelo y atesorando por siempre ese mensaje que él le mandó a la 1.38 de la mañana donde le decía que la amaba, que la extrañaba y que volviera pronto de su viaje de Olmué. J