El emocionante retorno de los presos políticos
Eugenio Carramiñana, apoyado en un bastón, recorre la galería de la ex cárcel de Valparaíso, ahora un recinto para artistas e intelectuales. "Me sacaron muy mal de este lugar, ya que nos daban muy poco que comer y me enfermé de los pulmones. Me metieron en una camilla y los gendarmes rodearon de cadenas, para que no me escapara. Me recordó la película Papillón", dice y de su rostro emana una risa, que borra totalmente la tragedia de la historia que narra con lujo de detalles.
Esa es una de las cientos de vivencias que se contaron en el emocionante día que un grupo de presos políticos retornó a su lugar de detención. Su presencia en este lugar estaba marcada por la inauguración de una galería de fotografías, que fueron tomadas por Alexis Mandujano, quien, gracias a un apasionado y colaborativo trabajo de equipo entre Guy Berube director de La Petite Mort Gallery de Canadá, coordinador y supervisor del proyecto y Adam Barbu, escritor en residencia, pudieron concretar este proyecto.
Aquí les dejamos algunas de las historias que, hurgando en la triste memoria, los presos políticos sacaron a la luz, mientras brindaban con vino tinto.
Antonio Oyarzo
El preso político y exiliado, Antonio Oyarzo, estuvo en 12 recintos de reclusión después de 1973. Permaneció en varios campos de concentración y durante un año y dos meses permaneció en la Cárcel de Valparaíso.
"Lo que más recuerdo y rescato de toda esta experiencia es la fortaleza y la solidaridad. La fortaleza que tuvimos todos para soportar y sobreponernos a todo lo que fue esta situación. La solidaridad la viví con los presos comunes y después con los políticos", explica Oyarzo.
"Yo fui detenido por ser un crítico social. Mis armas fueron la literatura y mi pensamiento social. Ahora, que este edificio que antes fue cárcel, se haya rescatado para la cultura es una impronta muy valiosa para la ciudad. Creo que de todas maneras le falta más espacio a la memoria y el recuerdo de lo que sucedió", agrega.
Antonio Oyarzo se fue exiliado a Canadá y volvió a Chile hace sólo un año y medio.
Eugenio Carramiñana
Uno de los presos políticos más extrovertidos y dicharacheros es Eugenio Carramiñana, personaje muy conocido en Valparaíso por ser el dueño del Teatro Mauri.
Fue encarcelado el 16 de octubre de 1973 en el recinto porteño. Fue sometido a Consejo de Guerra y permaneció tres años tras las rejas.
"Mientras estaba preso me incendiaron mi casa, que estaba en la Plaza Bismark y posteriormente me incendiaron el Teatro Mauri", explica.
"Desde aquí me sacaron en estado de coma. Tenía una grave afección pulmonar debido al exceso de alimento (y de su rostro emana una gran risa). Me sacaron en una camilla totalmente enrollado en cadenas, al estilo de la novela Papillon", recuerda Carramiñana.
En los días de visita llegaba la mujer de Eugenio Carramiñana junto a sus cinco hijo y una perrita. Se sentaban en una frazada a comer golosinas y lo compartían todos.
"Me acuerdo que el preso Roberto Sapian creía en cosas espirituales y del más allá. Una noche, con una vela encendida, comenzó a llamar al espíritu de Salvador Allende y después a Luis Sanguineti. Había un tarro de leche Nido donde orinábamos y, en medio de los llamados espiritistas, lo lancé contra una mesa y casi se mueren del susto", relata en medio de carcajadas.
Juan Villagrán
Juan Villagrán estuvo preso desde septiembre de 1973 hasta octubre de 1975 en la cárcel de Valparaíso.
Su recuerdo más profundo de su reclusión ocurrió en el campo de concentración de Chacabuco, donde llegaron veinte presos de Valparaíso.
"Estamos obligados a realizar trabajos y Lucho Madariaga , uno de los presos, se negó a trabajar. Eso ofuscó a los militares y lo secuestraron. Nosotros quedamos impactados. Al otro día llegó el Cardenal Raúl Silva Henríquez y le explicaron que los 20 presos de Valparaíso no participarían de las actividades por el secuestro de Madariaga. Finalmente lo devolvieron sano y salvo", explica.
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MAURICIO REYES
Mauricio Reyes es el preso político más joven del grupo. Estuvo detenido dos meses en la cárcel de Valparaíso, el año 1984. "Afortunadamente yo estuve en la sección de menores, que era menos peligroso que la galería, pero estuve rodeado de presos comunes, no políticos", explica.
A pesar de estar muy poco preso recuerda la experiencia como "mala, pero recalca que también tuvo sus cosas positivas, "como que le enseñé a tocar la guitarra a un par de cabros".
Mauricio Reyes señala que le parece espectacular que la cárcel se haya convertido en un centro cultural, "y no haya terminado el terreno en manos de las inmobiliarias".
CIERRE DEL EVENTO
Al final del evento se realizaron varios discursos para formalizar esta muestra permanente de fotografías de presos políticos en el Parque Cultural de Valparaíso.