Desde que su padre murió en febrero de 1973, Juan Ramón Arancibia Jeldes (75) ha vivido completamente solo. No se casó, ni tampoco tuvo hijos y hoy en día su única compañía son los perros Chola y Cabro Segundo.
Trabajó durante 25 años en el club inglés de tenis de Viña del Mar y cuando la pega se acabó también se acabó parte de su vida.
Como un solitario sin rumbo, estuvo radicado en La Calera, en Viña del Mar y ahora en Villa Alemana en el sector de Los Molles. Allí junto a Chola y Cabro Segundo pasa los días, recibiendo la ayuda de quienes se ha ganado su cariño y confianza.
Como pudo habilitó un viejo cuarto en un sitio cercano al tranque Recreo en Villa Alemana y comenzó a vivir muchas veces con menos de lo justo.
Por esas cosas del destino la animalista Paola Rojas andaban en busca de una perrita que había sido abandonada.
Precisamente dicha perra había sido acogida por Juan hace algún tiempo y ahora el fiel animal, sin saberlo, le devolvería la mano al hombre que la acogió con lo poco que tenía.
"Estaba tratando de dar con el paradero de la perra y me topé con don Juan. Me conmovió su historia y quise tratar de ayudarlo, él ha pasado por muchas cosas y creo que necesitaba una mano y por lo mismo decidí crear una campaña a través de las redes sociales y ayudarlo (ver recuadro). Lo bueno es que ya hemos conseguido varias cosas, entre ellas un lugar para que viva en el terreno de una familia en Limache", detalló Paola al diario la Estrella de Valparaíso.
"La verdad es que no sé mucho más allá de su historia, lo que sí sé es que necesitaba ayuda. No tiene familia ni hijos y lo único que busca es un lugar donde vivir y donde poder estar tranquilo junto a sus perros", agregó.
hombre creyente
Juan Ramón Arancibia Jeldes nos recibe en el lugar que durante el último tiempo ha habilitado como su hogar. Temprano en la mañana hierve algo de agua con leña para calentar el cuerpo, no sin antes rezar a la Virgen y a Dios por otro día más de vida. "Soy un hombre creyente. Ha sido difícil esta vida, pero siempre rezo agradeciendo otro día más de vida", comienza a relatar Juan Ramón que entre sus ropas extrae una cédula de identidad con su nombre para que no creamos que se trata de otra persona.
Juan Ramón se siente agradecido e incluso emocionado por la generosidad de las personas que se han acercado a ayudarlo. "Yo nunca he buscado nada, pero me siento muy feliz de que estas personas me den una mano, porque la necesitaba", detalla el hombre que el pasado 25 de diciembre recibió la visita de una familia de Limache para comunicarle que dentro de los próximos días sería trasladado para vivir en la granja que ellos poseen.
"Imagínese, no tengo palabras para expresar mi gratitud. Durante muchos años de mi vida estuve de aquí para allá, sin un lugar fijo donde estar. Ahora voy a poder estar bien, en un único lugar", finalizó Juan Arancibia. J