A un paso de superar la disputa de la mitad del campeonato nacional de primera división, la mayoría de los hinchas de Santiago Wanderers piensan que el club se farreó la gran oportunidad sino de sumar un nuevo título, al menos pelear por él con grandes posibilidades. Y lo malo, es que tienen la razón.
Es que después de la exitosa campaña del semestre anterior, se esperaba que potenciando el plantel, el equipo estaría en condiciones de seguir encumbrado en el papel protagónico que tuvo el año recién pasado.
Sin embargo, inexplicablemente -por decisión de la sociedad anónima o por incapacidad de sus integrantes- ocurrió lo contrario y, en vez de reforzarlo lo debilitaron y hoy se están pagando las consecuencias con una campaña llena de altibajos.
Las cosas estaban dadas favorablemente para Wanderers, y aunque en el fútbol nada se puede asegurar, era previsible que Universidad de Chile, Colo Colo y Palestino desviarían su atención por su participación en la Copa Libertadores. Eso, aparecía en teoría como algo favorable y, para mala fortuna del elenco verde, se está comprobando en la práctica.
Los regentes de la entidad porteña, con una visión economicista y no deportiva, captaron las cosas de otra manera y, al parecer (y esperamos que lo hagan), prefirieron postergar las inversiones para el segundo semestre cuando al cuadro le corresponda jugar en la Copa Sudamericana.
Desde nuestro punto de vista, un error. Sí, porque sólo en un par de meses se echó por la borda todo lo bueno realizado en el torneo anterior, el que disputó hasta el partido final con chances de adjudicárselo.
Hoy, Emiliano Astorga y sus dirigidos hacen esfuerzos por torcerle la mano al destino, con más entrega que fútbol, con mucho profesionalismo, enorme sacrificio y escasas variantes para suplir los problemas que presentan este tipo de competencias: lesiones, acumulación de tarjetas, enfermedades y expulsiones.
En consecuencia, habrá que echarle la culpa a Fatmagul de lo que está pasando en Wanderers, porque hasta ahora no he escuchado a ningún directivo que asuma la responsabilidad de la concesionaria de no haber aprovechado de manera inteligente todo lo positivo vivido en ese inolvidable segundo semestre del 2014.