Escuela "Esperanza Verde" le dobló la mano al destino
"Mientras muchos duermen, yo entreno; mientras muchos descansan, yo me supero; mientras muchos se acuestan, yo me levanto", dice el Facebook de la escuela de fútbol Esperanza Verde, que guiados por su monitor Patricio González Gutiérrez ha logrado sacar personalidad jurídica y mantenerse activos desde noviembre pasado.
Los niños y monitor se las ingenian para entrenar cerca de sus casas y aunque al principio entraban sin permiso al recinto de Esval, ahora ya cuentan con comodato y ninguna persona los puede expulsar.
La iniciativa de formar esta escuela de fútbol es gran medida responsabilidad de Patricio y su hijo Yettro. El menor participa en las series inferiores de Everton y quiso motivar a sus vecinos y amigos para salir de sus casas y comenzar a moverse. Es así como poco a poco reunieron interesados y se largaron a correr y jugar.
"No teníamos nada de nada, ni pelotas. Incluso, como yo trabajo como cocinero, hice unas clases para enseñar a deshuesar pollos, para generar recursos e hice un fondo para empezar a entrenar y darle colación alos niños. Tengo más niños, pasa que ahora con vacaciones de invierno algunos salieron de paseo o salen donde familiares", cuenta el fundador y entrenador de "Esperanza Verde". Es lunes, después de la lluvia, y el frío paraliza, sin embargo 28 niños y niñas trotan en short y polera dejando a un lado el invierno, la flojera y el sedentarismo.
TIENEN CANCión
Lo primero que cuentan los niños es que tienen su propia canción. Se trata de un rap escrito y musicalizado por dos de ellos: Daniel López y Bayron Mena, cuya letra apunta a difundir el bienestar que les produce a ellos hacer deporte y reunirse samente con sus amigos.
El tema ha sido tomado como un himno por el grupo.
"El profe nos dio la idea de hacer un video para la escuela. La presentamos hace un mes y a todos les gustó por eso se viene la segunda parte", comenta Daniel López.
Las edades de los menores que asisten a entrenar va desde los 8 a 18 años y todos reconocen que la escuela les sacó del celular y de sus casas, mejorando la resistencia física y su personalidad.
Faltan rivales
Si bien las ganas y la asistencia no fallan, lo que les ha faltado son rivales para jugar amistosos. En la cancha del hoyo (Carlos Dittborn) han podido jugar con el club Juventus y Salesiano, sin embargo siempre están necesitando de equipos que jueguen con ellos.
"Nos gustaría tener más recursos y jugar más partidos. Pasa que todo lo hace el profe con su dinero y no podemos siempre depender de él. La idea es postular a proyectos y ganar fonos para crecer, comprar equipamiento y camisetas", cuentan los propios jóvenes, donde también asisten damas.