En cuarentena, sin poder recibir visitas, en el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre del Comité Pro Defensa de la Fauna y Flora (Codeff), se encuentra actualmente "Pepe", loro que perteneciera por diez años al organillero porteño Claudio Cortés y que hace unas semanas le fue confiscado por el Servicio Agrícola Ganadero (SAG).
Según explicó Simón Gatica, coordinador técnico de Codeff, lo primero es evaluar físicamente a "Pepe", saber si está bien de salud, el estado de su plumaje y su peso. "Luego se integra a un grupo de loros que también está en rehabilitación, donde puede pasar unos meses, para que vuelva a ganar habilidades sociales de comunicación, vuelva a formar bandadas, porque estos animales necesitan vivir en grupos. Y después del plazo de uno o dos años, los loros se trasladan a una reserva nacional donde pasan un par de meses aclimatándose y luego son liberados".
En este lugar las aves no pueden recibir visitas, porque la idea es que sean "reeducadas" para vivir libremente.
El veterinario Gonzalo Vargas, coordinador regional de Vida Silvestre, destacó que en el 90 por ciento de los casos, los loros confiscados se rehabilitan y pueden vivir en su hábitat natural sin problemas, por lo que es muy poco probable que pueda volver con su antiguo dueño si es que no se aclimata, como se evaluó en un momento.
"Pepe" tiene unos diez años, y tomando en cuenta que los loros choroy viven cerca de 50, tiene mucho tiempo por delante para reproducirse y vivir feliz.
En cuanto a la situación de otros organilleros que tienen loros choroy, Vargas explicó que si tienen la documentación en regla, que certifique que compraron el ave en un lugar autorizado por el SAG, no deberían tener problemas. Asimismo destacó que estas mascotas necesitan una alimentación especial, que no debe basarse solo en semillas de maravilla. "Eso tiene mucha grasa, es como comer chocolates todo el día.
Por su parte, Claudio Cortés, contó ayer a La Estrella de Valparaíso que el miércoles se comunicó con él un funcionario del Consejo de la Cultura, quien se comprometió a ayudarlo económicamente para adquirir otro loro y así reemplazar a su querido "Pepe". J