Con el comienzo de los Mil Tambores también llegan los reclamos de algunos porteños, que ven en este evento más que una festividad un problema.
Por lo menos así lo hace sentir Luis Encalada, dueño de la botillería "El Oasis", ubicada a pocos metros de la Plaza Aníbal Pinto. "Se supone que tenemos que cerrar a las nueve de la noche (ver recuadro), pero yo les aseguro a las autoridades que cuando nosotros cerremos van a haber cientos de personas vendiendo trago descaradamente a destajo en la calle, entonces la medida no sólo nos perjudica económicamente, sino que también fomenta el consumo ilegal", señaló Luis Encalada, quien agrega que las pérdidas para él y sus colegas serán muy altas.
En el comercio también están preocupados, sobre todo porque en años anteriores la cosa no ha sido tan tranquila.
Así lo reconoce Jacqueline Leighton, dueña del local "Jacqueline", ubicado a un costado de la Plaza del Descanso en la calle Cumming.
"Hubo años anteriores en que esto era un desastre. Nosotros nos tuvimos que encerrar adentro del local porque la gente se volvía loca", señaló Jacqueline que, este año, tal como lo hizo el año pasado, decidió cerrar sus puertas.
"El alcohol transforma a las personas, creo que es ese es el gran problema. También el tema de la basura y de la suciedad es complejo, ya que este sector lo ocupan prácticamente como baño, entonces el olor es súper fuerte", agregó la mujer.
santiaguinos
En redes sociales circula una campaña en donde se llama a los santiaguinos que lleguen a los Mil Tambores a no dejar desperdicios y a "carretear en buena". Para Carolina Gutiérrez, "la campaña no tiene sentido, porque finalmente está en la cultura del chileno ser cochino, sean de dónde sean. Si viene que vengan en buena a pasarla bien". J