Todo se desencadenó el pasado lunes. "Le salía sangre por la nariz y la boca. Casi no podía respirar. ¡Se sentía pésimo! y así nomás se fue a trabajar".
Es el relato de Ana González, quien, casi en estado de asombro y rabia, narra lo que padeció su hijo, una vez atendido, varias veces, en el hospital Van Buren.
Y es que Ricardo Osses, de 28 años, con dos hijos y oriundo de Valparaíso, ya había asistido los días 21 y 22 de este mes al centro asistencial porteño para un supuesto chequeo.
Pero, nada. Hasta que cayó el día 23 de este mes, en busca de una definitiva solución médica. "Exámenes y para la casa. Que no tiene nada, sólo un resfrío, le dijeron", agrega Ana González, para quien el tema es grave, y que pasa por negligencia y "personal médico desalmado".
Incluso la madre de Osses asegura que su vástago tenía antecedentes de trombofilia, hecho que lo tuvo al borde de un paro respiratorio. "Un dato más para que ellos tuvieran en cuenta a la hora de la atención que nunca fue a tiempo", afirma con cierta desazón Ana González.
Para suerte de Osses, hoy está recuperado gracias a medicamentos.
Van Buren al rojo
Once de la mañana de ayer, en el Van Buren. El consultorio de especialidades está colapsado. Un matrimonio de jubilados aguarda su turno luego de madrugar. "Esto no corresponde, debieran tener más consideración. Casi siempre es lo mismo con las esperas", dicen a coro, sin identificarse.
Otro joven, de nombre Pedro, exclama estar chato de las malas caras y los retrasos del cual considera sentirse víctima, por un sistema colapsado. "Faltan especialistas", añade.
Sin embargo, no todo es drama, tardanza y mala atención en el recinto hospitalario porteño.
Stephie Castro, estudiante de 19 años, va rumbo a la salida junto a su abuelita Viviana Saavedra, en la Unidad de Emergencia Infantil. "Llegamos a eso de las nueve de la mañana. Y mira, son las 11.30 horas y ya atendieron súper bien a mi hijo, Agustín, por un cuadro gripal", sostiene una satisfecha Stephie.
En esa línea, Patricia Aguilera, de Los Placeres, acota que su hijo Benjamín Aguilera tuvo una correcta recepción. "Hoy estuvo aceptable, pero...". Hay un pero. "Vengo siempre, y a veces se demoran tres horas en los llamados. Eso es más crítico en la posta". J