Loreto Cid, maestra de ajedrez
Con mucho pesar me enteré, tardíamente, del fallecimiento de Loreto Cid, nombre que para muchos no es conocido, pero en el ámbito del ajedrez sí que lo era. Conocí a Loreto por el año 1975 cuando, a sus escasos 14 años, se desempeñaba como relacionadora pública de la rama de ajedrez de Everton. Como tal, llegó un día a la corresponsalía de este diario en Viña del Mar, ubicada entonces en el segundo piso de la galería Couve. Llevaba de la mano a un niño de unos 10 años. Quería que lo entrevistáramos porque, según ella, ese niño iba a dar que hablar en el ajedrez. Y vaya si lo hizo. Era Iván Morovic, el mejor ajedrecista de todos los tiempos en Chile.
Como portaban un tablero y las piezas, rápidamente montamos una partida, Loreto y yo contra Morovic. Antes de la jugada 15 debimos abandonar. No nos quedaban piezas y el rey estaba arrinconado.
Loreto era buena ajedrecista, pero mejor pedagoga y con ojo clínico para descubrir talentos. Su muerte me sorprendió de sobremanera. Si hace sólo unas semanas la veía paseando por la avenida Perú, donde residía, o haciendo compras en un supermercado. Al margen de hacer clases particulares, era profesora de ajedrez del colegio Mackay, donde se desempeñó los últimos 13 años.Torres, caballos, alfiles, la realeza y peones, están de duelo.
J. González F.