Cinthia Matus O.
Ya la habían pasado mal con las marejadas de agosto y ahora, en pleno verano, los residentes de la Avenida Perú, en Viña del Mar, siguen viendo la forma de esquivar las olas. Jorge Quezada, conserje del edificio "Tossa de Mar", señala que desde el temporal de 1997 que no vivía algo parecido y que muchos ya están pensando en irse del sector. "Las marejadas de agosto fueron más fuertes porque hubo vientos huracanados, pero las de ahora no dejan de ser inusuales. Yo llevo 20 años trabajando aquí y no había pasado desde 1997, menos en verano y tan seguido (...) Lamentablemente algunos vecinos se han asustado y se han ido. Nosotros estamos con el edificio prácticamente vacío e incluso, una de las personas que vive acá, está vendiendo porque se quiere ir", manifestó.
El primer nivel del edificio de Jorge corresponde al de la recepción, por lo que gracias a eso, el agua no ha podido ingresar a los departamentos. Sin embargo, los daños se pueden apreciar a simple vista. "Hemos tenido que sacar los portones porque el mar tiene mucha fuerza... hasta ha movido las bancas de concreto. Una incluso se arrastró con tal fuerza que nos trizó un ventanal y se metió a otra ventana. Los tachos de la basura también llegan hasta acá. Yo he visto cómo las olas envuelven al edificio y arrasan con todo lo que pillan a su paso", aseveró.
Fuertes estruendos
En el edificio contiguo, donde vive Helia Cantoni , la historia es similar y peor. La viñamarina ha tenido que comprar varias veces materiales para poder arreglar su departamento ubicado en el primer piso. "Pasé toda la noche levantada por las marejadas. Como a las 00.30 horas, cuando yo estaba hablando por teléfono, sentí cómo se me movía la cama por el estruendo que hacía el mar. Parecía terremoto. Ahí vino una ola bien fuerte y entró... pero la de las tres de la madrugada, ésa sí que fue tremenda porque el ruido que metió fue horroroso, indescriptible. Toda la calle 5 Norte desapareció y las compuertas del interior del departamento, que habían resistido al agua, fueron atravesadas por las olas. Los sacos de arena ya no aguantan... fue de película", relató.
Durante la mañana de ayer, personal municipal se dedicó a retirar la arena que se encontraba en la primera etapa de la avenida Perú (en donde se hicieron los arreglos). Ésto no tenía muy contentos a los vecinos, ya que reclamaban que no recibían ayuda. "En diciembre también tuve que cambiar todo. Perdí muebles, alfombras... y tuve que comprar todo. Ahora las olas de nuevo se metieron pero la municipalidad no nos viene a retirar la arena. Los camiones pasan y no hacen ni caso porque se preocupan de los turistas. Perfecto, porque son súper imprudentes, pero ¿y nosotros? nosotros estamos aquí todo el año", reclamó Cantoni.