Nicole Valverde S.
Comienza un nuevo Año Escolar, y a la vez surgen conmovedoras historias de lucha y esfuerzo protagonizadas por mujeres. Madres, jefas de hogar, que año a año se esfuerzan por educar y sacar adelante a sus hijos. Y en el caso de la señora Miriam Pincheira, a sus nietos.
Su historia no ha sido fácil, advierte Miriam. "No se vaya a poner a llorar", dice para romper el hielo con su particular sentido del humor.
Minutos antes, la encontramos en la esquina de Independencia con Las Heras, mientras trabajaba. Si bien, durante todo el año labora en distintas cosas, su trabajo formal es para el Departamento de Aseo del municipio porteño.
"Me quedé viuda y con cuatro hijos, luego de que mi marido se quitara la vida en el año 1988. Así que empecé a trabajar. Limpié casas en Reñaca, vendí pescado, y mis hijos crecieron. Pero uno de ellos tomó el mal camino de la droga. Antes de eso, mi marido tuvo un hijo y ese hijo dejó una niñita que hoy tiene 17 años. Y yo la adoro como una hija", relata.
Súper abuela
Luego de eso, uno de los hijos de Miriam le dejó tres hijos pequeños a su cargo. Si bien, los cuatro niños nunca fueron su responsabilidad, ella asegura que le nació del corazón hacerse cargo de ellos.
"Uno de ellos está estudiando en el liceo Eduardo de la Barra. Y los otros dos más chiquitos están estudiando en la escuela Pedro Cariaga, de Playa Ancha. Para que nada les falte, yo trabajo para la Semana Santa vendiendo cochayuyos y luche en la Caleta Portales", asegura.
Y agrega: "También trabajo para la fiesta de Lo Vásquez, vendiendo calendarios. Y para comprarles las cosas para el colegio, todos los años vendo lozas en Pedro Montt con Rodríguez".
Gracias a su esfuerzo, y la generosidad de su empleador Hernán Astudillo, sus queridos nietos se mantienen estudiando y alejados del contexto hostil, donde reina la droga y la delincuencia que se vive en las partes periféricas de la Ciudad Puerto.
Amor y verdad
Para Miriam, la mejor forma de lidiar con sus cuatro niños, y mantenerlos al margen de los problemas, es con amor y verdad.
"Yo siento que ellos están agradecidos y a la vez orgullosos, porque yo me he encargado de que nunca les falte nada. Me dicen que me aman y que no quieren que me muera y eso me emociona mucho. Jamás les he ocultado que nosotros vivimos en un sector complicado, Puertas Negras. Por eso, actualmente los dos mayores ahora están viviendo con su bisabuela, en un lugar más tranquilo", asegura la súper abuela.
Y subraya que "a los niños siempre hay que decirles la verdad, y explicarles cómo son las cosas. Yo siempre les he dicho que nosotros somos un grupo familiar sobreviviente de la droga. Y ellos deben alejarse de eso y seguir siendo buenos niños".
UN MENSAJE PARA LOS PORTEÑOS
Dentro de todas sus preocupaciones, y el tiempo para contar su historia a La Estrella, Miriam, la súper abuela porteña, aprovecha para enviar un mensaje a las porteñas y porteños. "Me gustaría decirles que cuiden la ciudad. Es algo que siempre le enseñé a mis nietos. A respetar los espacios públicos, como la calle. No podemos permitir que nuestra ciudad esté tan sucia. Valparaíso es una ciudad hermosa, pero es responsabilidad de todos cuidarla".