En llamas: ¡Operadora de Bomberos cumplió medio siglo de servicio!
En 50 años, esta ejemplar funcionaria porteña nunca se enfermó, ni lanzó licencia médica alguna. Conozca la historia de Ana Lara Córdova, una dama de aquellas que llegó a apagar incendios al mando de su cabina teléfonica.
Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso
minutos han pasado de un accidente entre un camión y un vehículo en la ruta a Placilla. Una emergencia, entre tantas, que la han curtido a prueba de terremotos (1971, 1985, 2010), tsunami, siniestros y catástrofes de todo tipo.
De impecable dicción, coqueta, con nervios de acero y una capacidad de generar confianza que hasta Gandhi hubiese anhelado, su mirada y accionar trascienden épocas.
De cerca, entre los PC y las constantes llamadas que entran y salen por micro cables que fusionan una matriz tecnológica alemana de punta, se la percibe, desde su despacho telefónico como operadora que es de la "Central de Emergencias" del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso -ubicada al frente de la Plaza Sotomayor-, vital, perseverante y proactiva. Y no, no recurrimos a la red Linkedln.
Estamos frente a una dama que el próximo 30 de junio se le entregará, a modo de primicia, la distinción de la municipalidad porteña como Ciudadana Benemérita de Valparaíso. Un reconocimiento que sólo un selecto club de ilustres puede presumir.
Ana Lara Córdova deslumbra en cada pliego facial experiencia, un ejemplo único hecho a la medida del peligro... palabra estampada en el gen del cuerpo de bomberos.
Porque si hay una institución que genera empatía ciudadana, que recibe aplausos cerrados en una Quinta Vergara llena, que lidera encuestas, que ya se quisieran su prestigio los políticos o la ANFP, esa es Bomberos de Chile.
La vocación les nace del alma, como a Anita, que desde los 18 años, cuando llegó por un reemplazo luego de inspirarse en el trabajo de sus tías operadoras, se quedó, hasta hoy, como un titiritero que conduce los hilos de quienes, junto al carrobomba, lo arriesgan todo.
Ha pasado medio siglo exacto desde que un 1 de marzo de 1966 Anita Lara se enlistara en su pasión. La misma que la ha llevado con cables, en vez de manguera en mano, a sofocar tragedias al calor de vivencias que prenden. "En un principio se me hizo difícil", dice. El por qué: su hermano Alejandro Lara fue miembro de la 10ª Cía., fallecido en actos propios del servicio, mientras combatía un incendio forestal declarado en 1965.
Ahora las palabras fluyen a fuego lento. "Al final me enamoré de esto". Es más: vivió 30 años en este edificio -hoy radica en Placilla-, donde se desempeñó como operadora jefe.
Sirena sonora
Junto a dos de sus hermanas, una de ellas ya fallecida, se puso el overol de pionera: "La importancia de tomar una alarma bien y despachar los carros para una óptima coordinación, eso me cautivó".
Así Anita integró los primeros grupos de mujeres que se dedican a la atención de las emergencias -vigente a hoy- siendo ocho las mujeres que integran el actual equipo de operadoras, de una central que funciona las 24/7.
Al costado, su compañera de turno, Paola Montejo, de Villa Alemana y con 13 años aquí, se da un tiempo para resaltar las virtudes de su partner. "Anita es seca. Como una profesora, mi inspiración", a la vez que Lara Córdova replica en atenuada voz: "Somos las mejores del turno".
La memoria almacena historias. En ocasiones, crudas: "Fue impactante el incendio de la discoteca Divine en Valparaíso. En un tiempo donde los maquillajes en hombres era desconocido… y todos quemándose. Muy terrible".
Y rebobina: "Me han tocado hechos donde murieron bomberos. El de 1971, cerca de Laguna Verde: fueron a rescatar gente desde un pozo profundo que contenía gas". En ese incidente murieron el teniente Benjamín Vicuña y el voluntario Phillip Reed.
También la impactó el siniestro en el antiguo gasómetro en 1994, en las inmediaciones de Ave. Argentina. "La gente corría para todos lados y había que evacuar los jardines infantiles". Y, por último, las dos hecatombes en 2010 y 2014: el terremoto - tsunami y el mega incendio en los cerros porteños.
Hoy Anita Lara está viuda hace una década de Alfredo Corvalán Cabrera, voluntario y director de la cuarta compañía de Bomberos en Valparaíso. Agradecida de la vida, este mes sus maletas, tras 25 años, van a Nueva York. Allí, en la ciudad de los rascacielos, se juntará con su hermana Nora y tres sobrinas.
Sépalo: no se mueve un carro si de la central telefónica no hay orden de salida. Es el nervio central. Y Anita, por 50 años, su columna vertebral.