Las lecciones que aún no se aprenden tras el mega incendio
El académico de la Universidad de Valparaíso, Uriel Padilla, analiza la situación de los cerros a dos años del desastre y asegura que los porteños siguen viviendo en zonas de riesgo, a pesar de todas las advertencias.
Desde antes del mega incendio del 2014 que el profesor Uriel Padilla -investigador de la Escuela de Ingeniería en Construcción de la Universidad de Valparaíso (UV)- viene advirtiendo a las autoridades sobre los peligros que se presentan en la zona alta de Valparaíso, especialmente en las quebradas. Los riesgos de incendios forestales en verano y de aludes en invierno. Y los terremotos.
A dos años de la tragedia el balance de este académico es medianamente positivo: dice que si bien se ha avanzado lento en el proceso de reconstrucción, la calidad de las viviendas ha mejorado y destaca las obras asociadas como los muros de contención y nuevos pavimentos.
¿Pero, dónde falta por hacer? Según Padilla todavía estamos "al debe" en asumir con seriedad, y responsablemente, el manejo de los riesgos que persisten en la ciudad, especialmente en las quebradas, las que siguen siendo un punto crítico.
"Desde el punto de vista estético es distinto, las viviendas mejoraron su calidad, cumplen con las normas, eso es positivo. Pero al mirar la solución respecto de la complejidad que presenta Valparaíso, creo que todavía estamos al debe, por los aspectos de riesgo y respecto de las amenazas que todavía se siguen observando. Queremos mirar el techo y no miramos la solución de manera integral, transversal, cruzando las distintas disciplinas para mejorar realmente, y entre ello está la participación de la comunidad".
Según Padilla los usos de los espacios y las costumbres de los porteños no se han modificado demasiado desde abril del 2014, y es ahí donde cree que debe realizarse un trabajo mayor. "Falta más educación, pero no sólo eso, entusiasmar más a la gente porque ellos ahora tienen un patrimonio (viviendas, barrio) importante que deben cuidar. Deben tener conciencia que pueden exponerlo a un riesgo", destacó el profesor.
Tres zonas
Luego del mega incendio y durante el proceso de reconstrucción, Uriel Padilla estudió tres puntos de la zona incendiada en un estudio denominado "Análisis del paisaje y aporte de la arquitectura urbana, el mega desastre de la reconstrucción de la parte alta de Valparaíso". Se trata de una continuación de lo que este académico viene realizando desde el 2012, cuando se introdujo por primera vez en el tema para su tesis del magíster en asentamientos humanos y medioambiente.
Las áreas que analizó son el sector comprendido entre las calles Demóstenes y Obreros en el cerro Las Cañas; La Loma en el mismo cerro y el sector de El Pajonal, donde se unen Las Cañas y el cerro Merced.
En el primer punto mencionado, Padilla comprobó que de las 80 casas que resultaron siniestradas, sólo el 38 por ciento está de nuevo en pie. "Lo que falta por resolver son 50 viviendas, entonces la proyección que hacemos es que se va a concretar en 3,3 años. Pero es una interrogante todavía".
Luego en el Pajonal, Padilla cotejó que hay un 45 por ciento de reconstrucción; 38 casas completamente destruidas en el tramo de Carlos Rogers y Lorenzo Coronado, 17 ya han sido reconstruidas. De las 21 unidades que faltan algunas están en fase de término y otras con el subsidio en espera".
El tercer sector analizado es La Loma, en la parte alta del cerro Las Cañas. "Ahí hay una situación bien particular porque se resolvió arquitectónicamente un complejo deportivo. Eso está bien, porque es una zona segura para los niños, especialmente". Pero Padilla criticó que los pasajes pavimentados fueran tan angostos. "Para pasar con una silla de ruedas por ahí hay que ser un artista", aseguró.
Lo crítico: quebradas
Según Uriel Padilla los riesgos de incendio en Valparaíso siguen siendo los mismos hoy en día: escasez de grifos en los cerros (muchos sin agua), vías estrechas que quedan bloqueadas al estacionar unos pocos autos -lo que impide el tránsito de vehículos de emergencia- y ejes de quebradas en malas condiciones y que a pesar de eso siguen albergando casas.
"Se sigue construyendo en las quebradas. No hay medidas concretas donde se maneje esa situación", advirtió Padilla. El especialista se refirió específicamente a la que separa el cerro Las Cañas del Merced, uno de los sectores por él estudiados. "En el eje mismo de esa quebrada, donde escurren las aguas a ambos lados, no deberían haber construcciones a 25 ó 50 metros de distancia, pero eso no se cumple. Hay acá una zona de riesgo importante".
Otra zona de riesgo que menciona Padilla, son las poblaciones asentadas en la parte más alta de Valparaíso, cerca de la zona de bosques. "En el paisaje se necesitan los árboles, pero eso no quiere decir que no haya un mantenimiento de ellos, que se realice una poda. Crecen y crecen, sobrepasan el tendido eléctrico, luego viene la ventolera y se caen".
"Los mismos vecinos pueden preocuparse de aquello, pero necesitan directrices de las autoridades. Ahí Conaf y la municipalidad deberían hacerse cargo", expresó.
Respecto al problema que generan las calles estrechas, Padilla es pragmático y cree que son los vecinos quienes deben aprender a convivir con esa característica de la geografía porteña y entender que no pueden dejar todos sus autos en la calle. "Eso es cultura de la gente, saber que en una situación como la que ya vivieron debieran salir corriendo con niños pequeños y abuelos, entonces ahí hay un tema de organización interna de la comunidad. En ese caso la autoridad puede coordinar mesas de trabajo".
En cuanto a los grifos, Padilla insistió en que se requiere una mantención periódica de estos elementos. "Para los cerros los grifos debieran instalarse de acuerdo a las calles y de la logística de las mangueras de bomberos. Y deben estar con el abastecimiento de agua, que fue uno de los grandes problemas que ocurrió para el incendio y en eso tiene una gran responsabilidad la empresa sanitaria, que tal vez no sea legal pero sí ética".
El académico de la UV finalmente concluye: "Es parte de la naturaleza del porteño que pasan los desastres y luego se olvida; pero hoy día no podemos hacer eso, es como el avestruz, escondemos la cabeza y no nos preocupamos hasta que venga otro desastre. No tenemos medidas, no tenemos gestión rápida y expedita para resolver los temas. A eso apuntamos hoy día, a que se sensibilice a todos los entes que hacen la ciudad y no permitir que la solución sólo sean los 'techos' y los muros".