Mirian Mondaca Herrera. - La Estrella de Valparaíso.
Úrsula Riquelme llega con la leche Purita justa a fin de mes para su bisnieta de un año y medio, por eso, cuando el pasado jueves no recibió su ración correspondiente a mayo, el presupuesto familiar se le vino abajo.
La situación , a lo menos, le parece insólita: por no haberse vacunado contra la influenza, la niña no tenía derecho a recibir el alimento complementario. Ésa fue la respuesta que le dieron.
Aunque en los últimos meses se ha desatado un debate a nivel nacional sobre el derecho de las familias a decidir si vacunar o no a los menores, para la mujer no se trata de un mero capricho.
Hace un mes y medio su bisnieta estuvo hospitalizada grave en el hospital Carlos Van Buren por un cuadro de faringitis y bronquitis, y tras superar su problema de salud, "el médico que dijo que ya no era necesario que la vacunara", asegura.
Lo anterior, se suma a las aprehensiones que la mujer tiene contra la vacuna de la influenza. Hace algunos años sufrió los efectos adversos que ésta puede producir en algunas personas. Úrsula Riquelme indica que, "incluso me quisieron vacunar a mí y yo les dije que no, porque hace años me puse la vacuna y a la media hora después estaba hospitalizada con un paro respiratorio, entonces el doctor me dijo que no podía volver a ponerme la vacuna nunca más en la vida".
Sin leche
Aunque sabe que la vacunación contra la influenza es un procedimiento habitual en todos los servicios de salud públicos del país, el hecho de que la leche sea negada a un menor por el sólo hecho de no ser vacunado es lo que la indigna. "No puede ser que la dejen sin su ración por algo así. Con los dos kilos que recibíamos nos alcanzaba justo para el mes. (...) vamos a tener que rebuscárnosla para ver cómo conseguir la leche que la niña toma. Está acostumbrada, no la podemos dejar sin leche", comenta.
La familia compuesta por cuatro miembros se mantiene con el sueldo de guardia de seguridad del jefe de hogar, trabajos esporádicos de la madre de la menor y la pensión asistencial de $ 87 mil de Úrsula. No hay que ser experto en finanzas para darse cuenta que llegan con lo justo a fin de mes.
Por esto, y el derecho que tienen los usuarios del sistema público de salud de recibir de manera oportuna la alimentación complementaria, asegura advierte que mostrará su descontento en todas las instancias posibles. "Es el alimento que el Estado le da a los niños, no se lo pueden quitar a la niña. Yo quiero que esto llegue a la Seremi, ella tiene que ver esto que pasa", dice aún molesta por el mal momento vivido.