El emotivo adiós de Valparaíso al guardia mártir del 21 de mayo
Miles de personas llegaron hasta la casa consistorial, donde se estaban velando los restos de Eduardo Lara. Luego el cortejo fúnebre se dirigió hasta la Iglesia de los Sagrados Corazones, y de ahí al Parque del Sendero para la despedida.
Ayer fue un día triste para Valparaíso. La ciudad despidió al hombre que terminó por convertirse en el "mártir" del municipio local, Eduardo Lara. Quien a sus 71 años perdió la vida en su lugar de trabajo, tras ser víctima del incendio que afectó al edificio donde se ubicaban dependencias municipales y una farmacia Ahumada. Fuego que se inició de manera intencional tras los actos vandálicos del 21 de mayo.
Al mediodía, la casa consistorial de la municipalidad, donde estaban siendo velados los restos del guardia de seguridad, comenzaba a repletarse de porteñas y porteños. Todos querían estar presentes en su despedida.
Familiares, amigos, colegas, compañeras y compañeros de trabajo, e incluso desconocidos se dieron el tiempo de acompañar y apoyar a su viuda Irma Soto. Ella en todo momentos estuvo acompañada de sus tres hijos, nueras, nietos y el bisnieto que componen la familia que construyó junto a su amado Eduardo, con quien este año cumpliría 50 años de matrimonio.
Fue así, que todo el grupo humano que componen la Municipalidad de Valparaíso, le dio el último adiós al querido "flaco", como lo llamaban con cariños sus más cercanos.
"Estamos dando la despedida a Eduardo Lara, cuyo cuerpo ha permanecido aquí desde el momento en que su familia ratificara que la casa consistorial podía ser el lugar donde la ciudadanía porteña y los funcionarios pudieran despedirse de él. Para luego dirigirnos hasta la iglesia y realizar la correspondiente misa para su descanso", declaró el alcalde Jorge Castro.
Gran cortejo fúnebre
Al salir del municipio, la cuadra de calle Condell se repletó de gente y se armó el cortejo fúnebre para escoltar el féretro hasta la iglesia de los Sagrados Corazones. Los camiones del Departamento de Aseo, y otros vehículos municipales también se sumaron a la travesía adornados de globos negros en señal de luto. Mientras otros transportaban miles de coloridos arreglos florales para Eduardo.
Los aplausos y el fuerte sonido de las bocinas captaron la atención de los transeúntes que cerca de las 13 horas circulaban por el plan de la ciudad. Y muchas personas detuvieron su marcha, y cuando comprendían de qué se trataba contemplaban emocionados al gran cortejo.
Otros, simplemente dejaron de lado lo que tenían que hacer, y se sumaron para continuar la marcha hasta la iglesia. Fue así que miles de personas llegaron a presenciar la misa del funeral.
"Andamos todos apenados, todos tristes, como si él hubiese sido un cercano de todos los porteños. Yo me siento muy apenada, porque lo que pasó fue muy triste. Yo me pongo en el lugar de la familia de este caballero y me da una angustia muy grande", dijo Teresa Alvarado, quien vive en Playa Ancha y andaba de compras cuando se topó con el cortejo y decidió unirse en señal de apoyo.
Un gran hombre
Hasta el Motemei, Carlos Martínez, quiso despedir a don Eduardo. "Es una pena muy grande porque uno lo conoció a él personalmente por la cercanía con el municipio a través de mi personaje del Motemei. Y él era muy querible, a mí me hacía mucho reír cuando me veía porque me decía: '¡adelante don Mote!'. Así que lo tendré para siempre en mi retina con su traje de guardia y su sonrisa amable".
Entre los asistentes al funeral, también estaba la concejala Ruth Cáceres, quien desde el día del incendio se mostró muy acongojada con la muerte del guardia de seguridad.
Y con lágrimas en los ojos, señaló: "tengo una sensación de tristeza profunda porque no era la hora de que él muriera. Yo siento que él no debió haber muerto, menos en esas circunstancias. También me gustaría que me explicaran por qué él se quedó ahí. Lo que pasó el día 21 de mayo no puede pasar desapercibido, no se puede olvidar. Porque además esto va a dejar una marca muy grande en toda la ciudad".
Y agregó que "yo sé que cuando las personas fallecen todos dicen que eran buenas. Pero éste hombre realmente era extraordinario. Y lo digo muy en serio, yo tuve el honor de conocerlo y nunca lo voy a olvidar, pero tampoco me explico su partida".
"volver a la paz"
La liturgia por el eterno descanso del alma de Eduardo Lara, fue realizada por el obispo de Valparaíso, monseñor Gonzalo Duarte. El sacerdote hizo un llamado a "volver a la paz", y al mismo tiempo, criticó duramente la situación que hoy viven las calles de la ciudad Puerto.
Además, el Obispado de Valparaíso también fue afectado por los disturbios. Y Duarte se refirió al tema afirmando que: "soy vecino del barrio donde sucedieron estos luctuosos sucesos. He conversado con mucha gente que ha venido a ver los destrozos de los incendios del pasado 21 de mayo. Y tengo la sensación que el modesto pueblo porteño está perdiendo la confianza en el Estado de Derecho tal como lo estamos viviendo. La gente percibe que el derecho pareciera no estar al servicio y cuidado de los inocentes".
Familia agradecida
Las muestras de afecto y apoyo hacia la señora Irma Soto, y sus hijos Luis, ex funcionario de Carabineros; Boris, submarinista y suboficial de la Armada; y Walton, quien se desempeña en una empresa privada de seguridad, nunca cesaron.
Es por eso que todos los integrantes de la familia Lara Soto, del sector Montedónico de Playa Ancha, aprovecharon todas las instancias para agradecer a los presentes el cariño y respeto que demostraron por su esposo, padre y abuelo.
En la misa fue Boris Lara quien tomó la palabra y habló sobre su padre. Y a la salida fue Walton Lara quien se armó de valor para hablar con la prensa. El hijo manifestó que "lamentablemente así son las cosas del destino".
"Él ahora nos ayudará desde arriba... Como familia Lara estamos muy agradecidos de la gente. Muchas gracias a toda la gente que hoy vino a acompañar a mi papá. Lo digo de todo corazón...", expresó Walton.
En el cementerio Parque del Sendero de Playa Ancha las emociones de todos los presentes se desbordaron. Su nieta Bernardita Lara explotó en llanto, y aún así entregó palabras cargadas de amor y justicia para su adorado abuelo Eduardo.
"Mi abuelo era mi despertador de cada día. Y ahora ya no lo tengo, me quitaron al único abuelo que me quedaba. Siempre se preocupaba por mí. Por eso, lo único que pido es que se haga justicia por mi abuelo. Por favor, que las personas responsables de esto se entreguen, porque no quiero que su muerte quede en vano. Yo no soy quién para perdonarlos, pero dejaron un gran vacío en mi familia. Porque mi abuelo nunca más llegó a la casa, y jamás volverá. Me dejaron sola. Sólo les pido que se entreguen porque la gente aquí siempre queda impune", dijo.