Fabián San Martín D
"Uno se siente vulnerada, aunque esté toda la casa con llave estos tipos si quieren robar lo hacen como sea", reflexiona una docente de la Universidad de Playa Ancha, cuyo hijo menor vivió una aterradora experiencia en un asalto protagonizado por dos antisociales.
M.O.S. relató a La Estrella los minutos de aflicción que vivió días atrás el integrante menor de la familia, en su residencia ubicada en la calle Bartolomé Vivar del cerro Los Placeres. Señala que el delito se perpetró cerca de las 18.45 horas, cuando el escolar de 13 años se encontraba solo, porque ella precisamente le estaba comprando material de estudio.
A esa hora dos sujetos provistos de un 'diablito' reventaron la chapa de la puerta de la entrada principal. Como la antigua casona es amplia, el estudiante no sintió el ruido cuando se encontraba en su pieza frente a su computador.
De frente
Se encontró de frente con dos desconocidos vestidos de negro y con polerones con gorro: uno alto y de tez blanca y el otro bajo, moreno y de contextura gruesa. "Mi hijo entendió de inmediato que se trataba de un asalto, y no opuso ninguna resistencia. Los tipos lo amarraron de pies y manos con cables de teléfono, y le taparon la vista con un gorro. Lo dejaron tirado en el suelo y le dieron puñetazos como una forma de intimidarlo para que no gritara", indica la docente.
Con el menor inmovilizado los hampones se dieron a la tarea de ubicar especies de valor, centrando su mirada en elementos tecnológicos. Sustrajeron notebooks y tablets personales y del trabajo universitario de la profesional, así como trapelacuchas y otras alhajas de plata de origen mapuche, perfumes y dinero en efectivo. "Con mi hijo habíamos guardado en una cajita 650 mil pesos para un viaje. Cuando lo hallaron dice mi hijo que se alegraron mucho", comenta.
Los ladrones estuvieron cerca de 10 minutos en la vivienda y cargaron el botín -avaluado en $4 millones- en bolsos, incluida la mochila con útiles escolares del estudiante. Cuando huían se toparon a la salida con una tía de la familia de 83 años, que vive al lado del inmueble. "Tuvieron el descaro de despedirse diciéndole chao abuelita. Ella pensó que eran amigos de mi hijo". Según testigos los tipos subieron a un colectivo para huir. Cuando el menor se liberó alertó a Carabineros, que realizó patrullajes pero no dio con su paradero.
Organizarse para más seguridad
"Presumo que a mi hijo no le pasó nada porque actuó muy tranquilo. Tengo otros tres hijos grandes y si hubieran estado otra sería la historia", señaló la académica M.O.S., que lamentó la inseguridad en el barrio, ya que han ocurrido casos parecidos en calles aledañas. "Igual los vecinos debiéramos organizarnos por cuadrantes como carabineros, y alertarnos por whatsapp en caso de emergencia", acotó. Evalúa emigrar del sector. La investigación del asalto sería asumida por la Brigada Investigadora de Robos , que ya recaba antecedentes para ubicar a los delincuentes.