Derecho de los animales
A propósito de la cercanía de agosto, pensé en las cuitas que afectan al gato de la casa. Por alimentación no se queja, come más "delicatessens" que cualquier otro morador, tiene una libertad que se la quisieran muchos humanos: duerme todo el día y sale de carrete en la noche hasta el amanecer. El derecho a la sexualidad lo tiene cada vez más restringido. Algunos familiares cada cierto tiempo insisten, que debemos castrarlo, por algunas inconveniencias que produce cuando se enamora y hasta el momento he podido defenderlo. Por otro lado, aquellos vecinos que tienen hembras, las operaron y éstas perdieron el apetito sexual, con la consiguiente reducción de posibilidades de los gatos del barrio de seducir una gatita fértil. El problema grave es que las batallas por la reproducción se hacen cada día más violentas: el gato llega sin orejas, lleno de costras, los ojos arañados, y llora reclamando sus derechos. Supe que felinas y felinos preparan una manifestación pacífica sin encapuchados.
Marcos Concha Valencia.