Chef porteño vive un infierno tropical en Panamá: está preso
Desde junio pasado Claudio Morales purga pena en la cárcel. Alega total inocencia.
Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso
Temor. Inseguridad. Calor. Humedad. Así, bajo esas condiciones vive, o más bien sobrevive, desde hace más de un mes un ciudadano chileno en una cárcel de Panamá llamada, irónicamente, La Gran Joya. Un lugar donde sus celdas albergan maras, narcos y aquellos 'patos malos' extranjeros (9% del penal total en esa nación) que llegan al país del ícono boxístico Roberto 'Mano de Piedra' Durán.
Y como un buen combo a los derechos, alega inocencia. También que su detención es arbitraria. Y todavía más impactante… que el crimen por el que se le acusa es injusto: no involucró juicio.
Claudio Andrés Morales Reyes tiene 31 años y es porteño de nacimiento. Desde pequeño, siempre le picó el bichito por las tierras lejanas, destinos exóticos en la onda guía Lonely Planet. En definitiva, buscarse la América, un poco en la senda de su también aventurero padre, Luis Morales Faúndez.
Antes, Claudio Morales estuvo viviendo unos años en Venezuela, en la idílica Isla Margarita. Chef de profesión del Instituto Iberoamericano de Gastronomía, su lupa y pasajes los puso en la pujante Panamá -antes de los Panamá Papers-, un país centroamericano que venía creciendo sobre el 6% en economía y que abre el apetito a inversores de todo el mundo. También a los del rubro gastronómico.
Allí, entre lujosos rascacielos y derruidos guetos en pocos kilómetros cuadrados que cuestionan cualquier distribución de riqueza en Ciudad de Panamá, su capital, Claudio fijó residencia extranjera.
Sin embargo, sus días de aparente calma y prosperidad se fueron a negro una caliente tarde de domingo, como es habitual en un clima tropical donde las cortinas de lluvia oscurecen el panorama. A las cuatro de la tarde de ese 12 de junio pasado en el barrio residencial de Bella Vista, y mientras el joven chileno se desempeñaba en los fogones del Restaurante Kokoroking -que a su vez opera bajo el paraguas de A Mi Gusto-, un escuadrón de la Policía Nacional de ese país irrumpió casi a la fuerza en el local.
Sin orden de por medio, Claudio comenzó a vivir lo que sería su propio infierno tropical: en minutos fue llevado detenido. Y de allí, al penitenciario La Gran Joya por un supuesto delito que, hasta la fecha, no ha sido probado.
Transcurrido los días, urgido por la situación, dio con un jurista. Su abogado defensor en la nación centroamericana, José Campos -panameño-, solicitó la medida cautelar urgente (cuatro días después), distinta a la condición de Claudio Morales en detención preventiva, y la ampliación de la indagatoria.
El caso al detalle
En el hecho imputado, las sumarias son por la supuesta comisión de un delito contra el patrimonio económico: hurto calificado. La denunciante se llama Yaribeth Pérez Moreno y estampó queja en representación del restorán 'A Mi Gusto'. La señora panameña denuncia que Claudio Morales Reyes -sin antecedentes penales- hurtó ollas, sillas y mesas por un monto de 850 Balboas (equivale a 850 dólares o 560 mil pesos chilenos). El asunto quedó a órdenes de la Fiscalía Auxiliar y la fiscal delegada -que instruyó el caso en ese momento- quien ordenó que se mantuviera detenido a Claudio Morales en la estación de policía de Bella Vista.
Morales, al momento de la indagatoria, se acogió al derecho de no declarar, por lo que la fiscal delegada dictaminó su detención preventiva. Luego de eso, se ofició a la DIJ (Dirección de Investigación Judicial) para que lo registraran al sistema penitenciario. Así, de sopetón, hoy a Claudio lo cobija La Gran Joya.
Ahora el expediente de Morales está en veremos en la Fiscalía segunda que lleva la investigación. Campos, abogado de Morales, presentó la solicitud de fianza. ¿La idea? Optar por la cuantía de una fianza y lograr su libertad.
Mientras tanto, a la distancia en Valparaíso y de acuerdo a su padre Luis Morales, Claudio niega los hechos por el que se le acusa. Pasa hambre y problemas de salud (es asmático). "Es una injusticia, un abuso", alega Luis Morales quien hoy junta monedas para una misión: liberar a su hijo Claudio, en Panamá.