Soy un comerciante del sector puerto. Hace unos días me enteré del caso de don José Rubio Ramírez y la señora Teresa Caras Carbonell. Ellos tienen un carro ubicado en la esquina de calle Clave y Cochrane, en el cual se dedican a la venta de frutas. Ambos son adultos de la tercera edad y diariamente trabajan en su carro, aguantando obviamente las inclemencias del tiempo. Hasta ahí todo bien porque el trabajo dignifica. El caso es que esta pareja paga una patente de $ 258.957. El valor recién mencionado sólo abarca desde julio a diciembre. Una suma increíblemente alta tomando en cuenta el tamaño del kiosco y más aún el hecho de que tanto hablan de la tercera edad y la ayuda que supuestamente se les entrega, bueno a esta pareja en vez de ayudarlos, ya sea con algún subsidio por el contrario se les cobra una patente que incluso es mucho más alta que el que pagan algunas empresas o locales establecidos de la ciudad. Ojalá esta carta llegue a personas que puedan darles una ayuda, no económica, si no lograr que la municipalidad pueda ver la manera de rebajarles ese permiso.

Rafael Antonio Vera Olguín.