A 125 años de la 'Batalla de Placilla', la picá cultural que festeja a lo grande
Para honrar a los caídos del 25 de agosto de 1891, el Museo Histórico de Placilla invita a una noche única.
Un día como hoy, hace 125 años, en las alturas de Valparaíso, una zona espesa en vegetación prendía al calor de las balas, cañonazos y "fuego amigo".
Una guerra civil -por múltiples factores- entre adherentes al gobierno del presidente José Manuel Balmaceda, con un contingente de 9.500 soldados, se medía ante el ejército revolucionario congresista, con 11 mil hombres.
Allí, en la cargada a los ladrillos del boom inmobiliario, la actual Placilla, todo era más que polvorín. Un reguero de sangre donde se sentaban las bases para lo que sería un nuevo Chile. En tan sólo cuestión de horas, un saldo al terror: el ejército vencedor tuvo 2.070 bajas entre muertos y heridos. La contraparte, 1.115 fallecidos y 2.500 heridos, con más del 30 por ciento de sus fuerzas efectivas.
Así se selló el triunfo del bando del Congreso, que al día siguiente ocupó Valparaíso. Para el 31 de agosto, hizo su entrada a Santiago lo que generó violentos disturbios, saqueos y el suicidio de Balmaceda, un 19 de septiembre.
Con un nuevo aniversario por delante, el ambiente ahora en la escena de lucha es otro: preservar legado. Y para ello, una coqueta estructura diseñada a los detalles: 100 m2 que albergan historia pura.
Aquí los tesoros resplandecen al cuidado como hueso santo: ápices de bala, vainas de tiro, fusiles, réplica del uniforme de un soldado "balmacedista" con yatagán y botones europeos. Y no es todo: fragmentos cerámicos y las piedras tacitas de la cultura Bato, además de archivos fotográficos, exposiciones y obras impresas alusivas a la batalla.
La dama del museo
Ir con el viento, de manera natural, es la consigna en una dinámica mujer, cuyas pestañas no se han cerrado al sueño desde que salió, hace varias horas, de Italia. Allá Pamela Fuentes, funcionaria municipal y directora del Museo Histórico de Placilla, se nutrió en terreno con la 24a Conferencia del Consejo General de Museos, cuyo tema central "Paisajes culturales" fue justo lo que buscaba como representante nacional de los museos comunitarios.
Apenas con un café encima, Pamela accede hasta el epicentro mismo -de acuerdo a historiadores- donde tuvo lugar esta contienda bélica: el Museo Histórico de Placilla (creado en 2009). Hace unos meses, la directora conoció China. Una beca -la única hasta el momento que no sale de su bolsillo- la llevó a empaparse acerca de nuevas prácticas y museologías. La cita: Consejo Internacional de Museos 2016. "Nos sentábamos en unas mesas. Allí nos ponían delante objetos valiosísimos de las dinastías China", recuerda.
Hay momentos en que uno se siente afortunado con su trabajo. Y así, de cierta forma, se percibe y lo aplica la también encargada de este Centro Histórico Cultural. Sobre el frío cerámico, unas zapatillas urbanas sostienen a Pamela, que aún viste en la onda europea. Ya ha dejado de lado sus gafas oscuras que la acompañaron durante el trayecto del aeropuerto, casa (Placilla) y pinacoteca.
La mañana despunta. Y con ella, el diálogo: "Acá llegué en julio del 2012. Ya conocía a todos aquí", relata, mientras evoca la vena que forjó su destino: "Mis padres me llevaban a museos. Mis regalos eran libros", acota despierta.
Sus cartas profesionales: antropóloga y licenciada en Sociología. Luego se especializó con un magíster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural. Fuentes sabe de lo que habla. "No se conoce tanto el museo como debiera, es bonito y acogedor. Queremos hacer un segundo piso (cuentan con una sola planta), reunir los requisitos que exige el Consejo de Monumentos Nacionales".
La idea, de acuerdo a Fuentes, es recibir colecciones que necesitan un tratamiento impecable. Hablamos de piezas que requieren de conservación preventiva. Todo en un ambiente óptimo, libre de humedad y polvo, con buena iluminación.
Recalca que las piezas se han adquirido para su conservación y resguardo, gracias al aporte de los vecinos de la comunidad de Placilla. Y no es menor: ellos mismos han sido descubridores de objetos encontrados alrededor de sus hogares y entorno.
Uno de ellos es el socio fundador y actual tesorero del museo, Rolando Núñez. Aclara que en el museo se han hecho obras de teatro, tertulias nocturnas y documentales. "De hecho, han venido descendientes de Balmaceda". Para Pamela Fuentes la idea es consolidar un modelo de administración que les permita crecer. "Tal vez no en este espacio, quizás en una casa del tipo histórica que restauremos".