Querido inmigrante haitiano fue asesinado en av. Uruguay
Aunque PDI dice que lo asaltaron para robarle un celular, en su iglesia apuntan a que intervino en una agresión. Sacerdote relata su historia. El supuesto responsable, que alega inocencia, quedó preso.
Fabián San Martín, Priscilla Barrera y Claudia Carvajal.
"Alfredo Paul amigo y hermano en Cristo migrante. Descansa en paz. Vuela alto hasta la Patria Eterna", fueron la sentidas palabras que posteó ayer en su Facebook, el conocido sacerdote Pedro Nahuelcura, para despedir a su amigo haitiano y mano derecha en el trabajo con los extranjeros, que fue ultimado a metros de la parroquia Corazón de María de avenida Uruguay.
Porque fue a escasos metros del templo, donde pernoctaba en la Casa del Migrante, donde fue asesinado la noche del martes de una puñalada el ciudadano haitiano Alfredo Paul, de 36 años, quien dejó a su esposa e hijas en el Caribe, específicamente en República Dominicana donde trabajó en resorts y aprendió español, para venir a Chile en búsqueda de un mejor futuro. "Fue tremenda esta noticia que enluta a nuestra Pastoral y a toda la comunidad haitiana que ha aumentado durante el último tiempo. Mataron a una persona que no era un delincuente, sino que venía a trabajar", enfatiza impactado el director de la Movilidad Humana del Obispado.
Pedro Nahuelcura recuerda que Alfredo arribó a Chile el año pasado con ofertas de trabajo, y en principio se radicó en Santiago. Luego se desplazó a Casablanca donde , junto a otros 11 haitianos, fueron víctimas de una red de trata de personas. La causa tanto en lo penal como en lo civil sigue abierta, al punto que mañana el fallecido comparecía a esa comuna a la Inspección del Trabajo. Este mismo organismo estatal fue el que hace un par de meses derivó a Alfredo y sus compatriotas hasta la Casa de Acogida del Migrante, de la parroquia de avenida Uruguay.
De buen carácter, colaborador y esforzado, Alfredo Paul se levantaba a primera hora del día para trabajar como jornal en una obra en construcción en el plan de Viña del Mar. Cuando salía de esa faena en la tarde, se desplazaba hasta la calle Chacabuco en el barrio El Almendral, donde las oficiaba de guardia de seguridad en un local de "chumbeque" (máquinas tragamonedas). Había regularizado su situación legal en el país y con lo que ganaba en sus dos trabajos mandaba dinero a su familia, y estaba en búsqueda de arriendo de un inmueble. El haitiano era muy creyente, casi de misa diaria, y se preparaba con entusiasmo para recibir el sacramento de la confirmación en un par de semanas.
El sacerdote lo define como un hombre de facilidad de afecto, afable y querido por toda la comunidad, de ahí que no se extrañe de la actitud que tuvo en los instantes previos a su trágico deceso. La información que maneja la parroquia, es que Alfredo salió de su trabajo de guardia, y cuando estaba próximo a llegar a su residencia, fue testigo de un hecho repudiable. "Está todo en proceso de investigación, pero vecinos nos contaron que cuando volvía del trabajo, entre las calles Independencia y Victoria había una pareja discutiendo, y él por defender a la mujer el sujeto lo agrede y le causa la muerte. No se quedó indiferente ante la violencia", expresó el religioso.
Por un celular
Pero también existía hasta ayer otra versión respecto de cómo se originó la agresión que terminó la vida con el extranjero.
De acuerdo con lo señalado por el jefe de la Brigada de Homicidios de Valparaíso, subprefecto José Araneda, el detenido identificado como Oswaldo Guasch Peña de 37 años, habría intentado arrebatarle su teléfono celular al inmigrante, y al oponerse éste al robo, Guasch Peña lo habría apuñalado en el tórax provocándole la muerte.
A pocas cuadras del lugar la PDI halló el arma empleada en el asesinato, un cuchillo cocinero. "Hoy (ayer) en horas de la mañana fue detenido una persona de sexo masculino, mayor de edad, sin antecedentes policiales, por su participación en el homicidio de Alfredo Paul, un ciudadano haitiano que se encontraba en nuestro país, y el hecho habría ocurrido alrededor de la medianoche del martes en calle Uruguay a la altura del 570", detalló el jefe policial.
Cuando era trasladado por los policías hacia el tribunal de garantía porteño, el imputado no admitió su responsabilidad. "Soy inocente, no tengo nada que ver", exclamó a viva voz mientras avanzaba con la vista hacia el suelo hacia el carro policial. Los antecedentes preliminares recabados hasta ahora orientan hacia la premisa del robo, sin embargo no se descartan otras hipótesis. Respecto del detenido, se indicó que no registra antecedentes policiales aunque sí penales por delitos de receptación, hurto, amenazas y lesiones, y logró ser identificado gracias al testimonio brindado por algunos testigos que habrían presenciado la mortal agresión.
En la audiencia de formalización realizada ayer en el Tribunal de Garantía porteño se leyó el testimonio de cuatro testigos que dicen haber visto a Guasch en el sector donde ocurrió el ataque, pero fue clave el relato de una vecina de un edificio de calle Uruguay quien dice que vio claramente cuando se abalanzó sobre "un hombre de raza negra" y lo hirió en el pecho.
La misma vecina relató que el imputado actuó junto a otro individuo y tras herirlo, ambos huyeron del lugar. En ese momento Guasch vestía una chaqueta blanca con rayas negras en sus mangas de marca Adidas. Esa misma prenda fue reconocida por los otros testigos y la llevaba puesta cuando fue detenido por Carabineros.
Repatriación
"Se nos fue un hombre bueno y dejamos el caso en manos de la justicia. Nos haremos parte a su debido tiempo en todo lo que tenga que ver con aclarar los hechos de su muerte. No queremos que quede como una más", declaró el párroco Pedro Nahuelcura, que añadió ya se contactaron con el consulado, familiares y amigos del occiso en Haití y República Dominicana. El cuerpo, que se encuentra en el Servicio Médico Legal, debiera ser reclamado por un familiar. De no ser así, la pastoral comenzará los trámites para la repatriación.
El cura de los migrantes se mostró consternado por el nivel de violencia que hay en la ciudad. "En las avenidas Uruguay y Pedro Montt hemos visto muchos conflictos que se resuelven con armas. Algo pasa en nuestra sociedad en que no hay respetos por las normas y la vida. Si no se toman luego las medidas la violencia se tomará los barrios. Acá se comete un homicidio y todo es gratis. Tras dos años de presidio se van para la casa", criticó Pedro Nahuelcura.