Los jueces del poder judicial son sensibles a las grandes obras de arte, como la ópera. Hacen fila para no perderse los cultos espectáculos que llegan a Santiago. Viven la gran cultura de Chile como si fuera París. Saben más de Verdi o de Gioachino Rossini, que de la música que suena en la Plaza O'Higgins. A mi modo de ver, un juez, que ejerce derecho desde el balcón de la Corte de Apelaciones, debe estar más conectado con la realidad de las ciudades donde ejerce. O por último que alguien los asesore con lo que está sucediendo en la calle, en la ciudad, pues viven en barrios llenos de seguridad y rodeados de cosas lindas. Lo anterior para que no sigan llenando nuestras calles de delincuentes porque quienes andamos caminando sabemos que la delincuencia es un flagelo que nos puede caer en cualquier momento. Señores jueces paren la chacota de soltar presos. Aterricen en la realidad, por favor.
Bayron Foucault.