Local Casa E inaugurará singular expo colectiva
Fue convocada por Bárbara Brandl. Participaron mujeres mayores de 35 años. Llegaron 204 trabajos de todo el país y fueron seleccionados 32 artistas.
Este fin de semana será inaugurada en el local de arte Casa E, ubicada en el cerro Alegre de Valparaíso (Lautaro Rosas 344), la exposición con obra de mujeres, evento que fue convocado por la artista plástica de origen alemán Barbara Brandl (1944-1996). Su objetivo fue apoyar y estimular la creación artística femenina, específicamente de mujeres artistas adultas que por diversas circunstancias vieron postegado su trabajo creativo.
La Convocatoria Barbara Brandl, lanzada en marzo y abierta hasta julio del presente año, arrojó la participación de 204 proyectos de artistas profesionales y aficionadas a lo largo de todo el país.
La muestra colectiva será abierta al público el sábado 5. Presentará trabajos de 32 artistas -cuyas edades fluctúan entre los 35 y 81 años de edad-, que transmiten el mayor grado de representatividad, calidad y experimentación del material recibido.
Para la evaluación de las obras, el equipo de CASA E invitó a la destacada artista y docente Teresa Gazitúa, para incorporar su mirada experta en la elaboración de un listado con los trabajos más sobresalientes, y determinar en conjunto los primeros premios y las menciones honrosas.
En términos generales, las obras recibidas despliegan una amplia variedad de prácticas y visualidades artísticas. El total de las propuestas, además de exponer diferentes estrategias de composición y producción, arroja una serie de insistencias temáticas, tales como la naturaleza, maternidad y la mujer mapuche, -asentadas en la identificación del universo femenino como matriz de vida-, marcan la pauta inicial. Le suceden cavilaciones remendadas puertas adentro: naturalezas muertas, paisajes, retratos, abstracciones, neo expresionismos y un poco de erotismo. Y un conglomerado de observaciones al código femenino y a los procesos de transformación social.
La exposición, que se encontrará abierta al público hasta el 31 de diciembre, presenta un diálogo entre paredes rebosantes de visualidad: por una parte las menciones honrosas y por otra la selección general, entre ambas y frontal a la entrada, los tres primeros premios. De esta manera, en direcciones verticales y horizontales las obras saturan de puntos focales de sala de Casa E, jugando un rol liberador y expansivo, consolidando así un año de investigación en torno a la visualidad de género, y otorgando una instancia experimental para la galería.
Ganadoras
El primer lugar correspondió a "Mi abuela quería estudiar violín", de Carmen Goic (55 años). Es una Planografía (grabado).
Segundo lugar fue para: "2.720 kg/47 cm Riesgo leve", de Carmen Gloria Ortega (43 años). Algrafía (litografía sobre planchas de aluminio).
El tercer lugar es para "Y la lluvia llegó", de María Glorria Herreros (74 años). Acrílico sobre tela.
Sobre el trabajo Claudia Donoso que ganó el primer lugar, se escribe en el catálogo de la exposición: "'Mi abuela quería tocar violín', tal vez estaba dedicada especialmente a Bárbara Brandl, sin que su autora -mujer de una generación posterior a la suya- lo supiera. Autora cuyo premio será la oportunidad de una exposición individual en Casa E en el 2017 confirmando la eficacia de otra clase de vasos comunicantes".
Siguiendo con el espíritu de la Convocatoria Bárbara Brandl, los tres primeros premios tienen un sentido formativo y de estímulo para las participantes. Éstos son un ticket de canje en una tienda especializada en artículos de arte para el tercer lugar, una beca de formación para el segundo y una exposición individual curada por Casa E para el primer lugar.
"La propuesta de Carmen Goic está compuesta por una serie de ocho objetos que, por un lado, nos remiten a un pasado hoy casi inexistente y, por otro, nos convocan a un escenario doméstico y reconocible. "Mi abuela quería estudiar violín" es un cuento en ocho actos que se completan gracias a un noveno, el título. Es el deseo eclipsado por el deber que, aún así, se realiza de manera entregada, generosa y comprometida. La invisible protagonista de este relato podrían ser muchas mujeres que se han postergado a sí mismas para coser, cocinar y limpiar. Pese a esto, la autora no lo plantea desde el despecho, la rabia o la envidia.