Matías Valenzuela
Una inocente salida a un bar con sus compañeros de carrera se convirtió en una increíble historia, cuando Daniel Moras sobrevivió de forma milagrosa ante un disparo que lo hirió en la nuca.
El joven de 22 años se encontraba en la terraza del local "Cassot" de la subida Ecuador, junto a otros nueve compañeros de la carrera de Ingeniería Civil Industrial de la universidad de Playa Ancha, cuando a eso de las 01.30 de la madrugada tuvieron lugar los 30 segundos más crudos de su vida.
Un vehículo desconocido bajó por la calle y desde la ventana salió un tipo que con un arma de fuego que disparó contra la gente que estaba en las mesas y abandonó el lugar sin decir nada. Locatarios, testigos y el mismo Daniel no recuerdan con exactitud cuántos balazos fueron, pero habrían sido entre tres a cinco, de los cuales uno lesionó al joven porteño.
"Pasa un auto que yo no vi, porque estaba mirando hacia adentro del local, y hace un disparo por lo que todos nos asustamos y todos se tiraron al piso, después hacen dos más y con el cuerpo a tierra llegamos al local, veo que en el piso hay sangre, me toco la cabeza y veo que está llena de sangre, así que la gente del local con mis amigos me socorrieron, me llevaron al baño, me tranquilizaron y justo había una enfermera en el local así que me dieron primeros auxilios y llaman a carabineros", recuerda Daniel, quien agrega que en un primer momento no se percató de que había sido alcanzado por una de las balas. "Escuché el ruido y sentí que me pegaron como con un palo en la cabeza y ahí la cabeza se me fue para adelante y me fui a tierra, pero no me di cuenta que tenía un disparo hasta que entré y me vi todo sangrando", recuerda Daniel con la voz entrecortada.
Salvada milagrosa
Transcurridos unos minutos, llamaron a carabineros y a la ambulancia, para trasladar a Daniel al hospital Carlos Van Buren, donde estuvo internado hasta las 07.00 de la mañana, cuando lo dieron de alta ya que, increíblemente, salió casi ileso. "La bala aparentemente rebotó en un pilar, después en el cemento y ahí me rebotó a mí, no fue directo. Gracias a eso que estoy vivo porque si hubiera sido directo estaría muerto. Los médicos me decían que tuve suerte, que esta no la cuento dos veces", indica el joven.
Reconstruyendo el hecho, Daniel cuenta que ni él ni sus amigos entienden qué fue lo que pasó, además ninguno tuvo la oportunidad de ver el vehículo desde donde salieron los disparos, porque tras el primer impacto todos se lanzaron al suelo aterrorizados. "Por lo que yo pude conversar, nadie vio nada, porque todos arrancamos con el disparo", comenta Daniel, quien tampoco tiene ninguna pista sobre el ataque. "Yo pensé que me iba a morir porque pensaba que la bala estaba adentro, pero en los exámenes salió que no. La verdad no se que pasó, quizás fue un ajuste de cuentas con otra persona que estaba ahí en el bar, pero la verdad no sé. Yo soy un cabro tranquilo que no tiene problemas con nadie, y que iba de lo más relajado a tomarme una cerveza con unos amigos y me encontré con esto", se lamenta.
El peligro de la noche
Locatarios de la concurrida subida Ecuador señalaron que. aunque el tema de los disparos es nuevo, hace un buen tiempo que el ambiente en las noches se está tornando peligroso. "La verdad sí, está complicado porque hay muchos que se ponen medios violentos con el alcohol, es difíil trabajar en esto", señala un mesero de uno de los locales, quien cuando salió a barrer en la mañana se encontró con uno de los casquillos de bala.