Este joven saluda a todos los usuarios del Metro
Se llama Francisco Díaz y es muy querido en la Estación Hospital por su exceso de amabilidad. Pasajeros le han llenado un libro con felicitaciones.
"¡Bienvenido a la estación Hospital! ¿tiene saldo en su tarjeta? ¿sí? ¡qué bueno! entonces pase y que tenga una excelente jornada". Este saludo, recargado de amabilidad, es el que Francisco Díaz, trabajador del Metro Valparaíso, repite todos los días. ¿La razón? le encanta lo que hace y alegrarle la vida a los pasajeros que llegan a la mencionada estación.
Durante su turno que comienza a las 14.30 horas, Francisco intenta ser atento con cada una de las personas que pasa por sus torniquetes. "Soy de una empresa externa y oficio como asistente de cliente. Cualquier usuario que tenga una inquietud antes, durante o después de un viaje, tengo la obligación de atenderlo. Y me gusta hacerlo con un saludo porque es gratis y no cuesta darlo", expresa con alegría.
Francisco vive en Placilla y cuenta que antes de este trabajo, era estudiante de Pedagogía en Historia en la Universidad de Playa Ancha (UPLA). "Congelé por dinero y porque quería pensar mejor las cosas. En algún momento tuve la dicha de hacer una pre práctica y visitar colegios y quedé muy contento, pero espero retomar el otro año", manifiesta.
Usuarios agradecidos
Ana María Contreras, usuaria frecuente del Metro, señala que se topa con Francisco todas las tardes. "Al principio me extrañaba porque su actitud no se ve habitualmente, pero es muy amable y debería repetirse en varias estaciones porque es agradable encontrarse con una persona que te salude y te indique lo que tienes que hacer", declara antes de irse a Villa Alemana.
Susana Carrasco, otra pasajera, afirmó: "De nombre no lo ubico, pero es un caballero y espero que todas las personas sean como él. Alegre, que salude y que transmita felicidad. A veces uno sale amargada del trabajo, pero al encontrarse con él y recibir su saludo, te hace pensar 'si él es feliz, ¿por qué yo no?'".
Francisco sonríe al escuchar estas palabras, porque está consciente de que mucha gente lo estima por su trato. Tanto así, que el libro de reclamos o sugerencias está lleno de felicitaciones hacia él. "Aquí estamos al lado de los hospitales Fricke, Clínico y el de Niños y muchas personas vienen afectadas, entonces con un saludo, un buen deseo, se sienten de maravilla. La empresa a la que trabajo me ha gratificado de forma monetaria y los usuarios me han dedicado felicitaciones en el libro. Yo sólo espero seguir haciendo bien mi trabajo", comenta.
Lo que no le gusta
Por lo anterior, el joven confiesa que lo único "malo" de su empleo es el momento en que tiene que volver a casa. "Termino el turno a las 23.00 horas y de ahí tengo que tomar dos micros: una hacia Valparaíso y otra a Placilla. Eso es lo único desagradable porque todo lo demás me gusta, saludar a grandes y chicos y ahora que nos están capacitando con la inclusión, ayudar también a los minusválidos", apuntó.