El accidente del Chapecoense no dejó indiferente a nadie. Quizás porque iban futbolistas o quizás porque la falta de combustible era absolutamente evitable.
La magnitud del siniestro, que dejó 71 personas fallecidas y seis sobrevivientes, caló hondo en todos quienes sentimos pasión por el deporte. Inesperadamente, el pequeño club de Brasil que sólo llevaba dos años en primera división y ya iba por una final de la Copa Sudamericana llegó a boca de todos y, pareciera, que cada homenaje realizado aún no es suficiente.
Uno de estos últimos ha sido el de Colo-Colo y Universidad Católica. En plena cancha, Tito Beltrán logró enmudecer a un estadio Monumental completo con su Ave María. Debe ser uno de los minutos de silencio más emocionantes que he visto, pues el canto fue acompañado de una infinidad de globos verdes que al terminar la canción subieron al cielo.
Aprendamos y rescatemos de estas instancias el respeto, independiente del club que nos guste o el país del que seamos. Que la grandeza que han demostrado jugadores e hinchas en estos momentos se repliquen y no lleguen sólo para minutos de silencio.
Catalina Valverde Jorquera.