Okupas carreteros tienen chatos a los vecinos de la calle Colón
Denuncian que orinan y defecan en cualquier lado. Además son violentos y se hacen rodear de jaurías de perros.
"Sexo, drogas y cuanta aberración usted se imagina": así relatan algunos vecinos de la calle Colón lo que ocurre de lunes a lunes en una antigua casa okupa ubicada en el sector, específicamente en la esquina con calle Rancagua.
Y es que el lugar se tranformó, desde hace ya varios años, en centro de reunión de jóvenes que pasan ahí largos períodos, generando muchas veces caos y desorden en el lugar.
Los vecinos ya no saben qué hacer y temen identificarse por temor a represalias. "El fin de semana hicieron una fiesta, eran más de 150 personas y algunos estaban en las afueras de mi casa. Me enojé y les dije que salieran y ellos comenzaron a lanzarme piedras", señala un vecino del sector.
"Uno no les puede decir nada porque te agreden, te atacan... He visto de todo en esa casa, parejas teniendo sexo en la vía pública, gente defecando en la calle y hasta mujeres que abren el grifo de la esquina y se dan una ducha desnudas ahí mismo a plena luz del día. No les importa nada", agrega el residente afectado.
La situación es compleja, sobre todo por las noches, cuando los jóvenes okupa se juntan para tomar y causar desórdenes.
"Se ponen en toda la calle y los automovilistas deben hacerles el quite y a los que les reclaman, los agreden. La otra vez vi cómo un grupo mojaba a un conductor al interior de su vehículo porque éste les tocó la bocina", dice un vecino.
Lamentablemente para los residentes del céntrico sector de Valparaíso, en época de verano los ocupantes de la vivienda abandonada parecen aumentar, llegando incluso desde otros países.
"En verano vienen hasta desde Argentina a quedarse acá y se suben hasta el techo a tomar, ya que tienen esto habilitado casi como si fuera un pub. En cualquier momento va a quedar una tragedia porque nadie hace nada por frenar esto", afirman en el barrio.
No andan solos
Los habitantes de la casa okupa no andan solos, ya que se hacen acompañar por jaurías de perros que actúan como sus guardianes. "Uno pasa por el lado de ellos y están rodeados de perros que son bastante agresivos. Cuando los perros se les acercan a los vecinos, ellos (los okupa) no hacen nada por detenerlos; son como sus protectores", señaló otro vecino del lugar.
Los mayores reclamos vienen desde un edificio contiguo a la antigua casa. En el lugar, el olor a orina y deposiciones el fin de semana es insoportable y muchas veces los vecinos no pueden dormir debido a las fiestas y carretes que se dan en el lugar.
"Se debe limpiar todos los días porque el olor a orina es insoportable y se mete por todo el edificio. La bulla también es un tema, porque son varias noches a la semana que uno no puede dormir y tampoco les puede decir algo", señala un habitante de los departamentos.
Según vecinos, se han hecho innumerables denuncias a Carabineros por este tema, sin embargo, la situación no ha podido ser solucionada desde el año 2010, cuando esta antigua casa fue deshabitada tras el terremoto de febrero de ese año.