Apareció marzo y dejamos atrás un verano duro después de un arduo 2016, no sólo por las crisis institucionales y las emergencias naturales que nos tocó vivir sino que por la actitud con que las hemos enfrentado como sociedad: con un lenguaje violento y muchas veces poco veraz. No se trata sólo de los medios de comunicación, sino, sobre todo, de la forma de participar de las personas en las redes sociales.
Entre contadas excepciones, se leen torrentes de comentarios insidiosos, amargos, burlones o derechamente falsos. En el tiempo de las postverdades, sabemos cómo el lenguaje puede influir en la realidad y el desafío es usarlo para bien.
Marzo indica la vuelta al año escolar y, con ello, la oportunidad de partir de nuevo. Los colegios y universidades podemos marcar un cambio cultural: potenciar nuestras redes sociales reales -estudiantes, profesores, gestores, familias- para construir un lenguaje que contribuya a una sociedad de personas respetuosas de la palabra y el pensamiento de los demás.
El desafío es enseñar a nuestros estudiantes a usarlo para asumir responsabilidades en vez de inculpar a otros, crear el hábito de evaluar que lo que digamos o reenviemos sea cierto, bueno y útil, y transmitir que, como decía Julián Marías, hablar bien no tiene que ver solamente con usar bien la gramática o no decir palabras groseras, sino con que el contenido de lo que decimos sea un aporte. Feliz marzo.
Magdalena Infante Krebs
Coordinadora Área de Lenguaje Facultad de Educación
Universidad del Desarrollo