Obispo Gonzalo Duarte: renunciaría en septiembre
En ese mes festeja sus 75 años, una edad en la cual debe presentar su carta para que desde el Vaticano la analicen. "Otra cosa es que la acepten", dice.
Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso
Acaba de concluir su misa, la tercera del día y primera -y única- de él al frente en la Catedral de Valparaíso.
-De casualidad, ¿eres algo del ex senador Ávila?, -me consulta curioso monseñor Gonzalo Duarte García de Cortázar.
-No, padre -respondo.
-¿Mi... mi carta? -contesta a la duda tras una consulta.
-Yo no he puesto mi carta de renuncia, todavía -ahora el obispo complementa en seco.
Detrás del atrid, más allá del presbiterio y alejados de la multitud, un joven en tenida deportiva y de semblante luminoso a la expectativa llamado Andrés, carga a su hija Catalina, de un año de edad. Viene con una misión: recibir la bendición para su niña de parte del mismísimo Obispo de Valparaíso.
Andrés es porteño, como toda su familia que espera con ansias la buenanueva, a un costado dentro de la iglesia. Duarte se acerca a Catalina. Le sonríe y acaricia. Misión cumplida, parece esbozar Andrés ya junto a su familia.
El obispo de la diócesis de Valparaíso y gran canciller de la Pontificia Universidad Católica porteña, retoma la conversación. Comenta de entrada que todos los cargos en la Iglesia duran hasta los 75 años de edad. Que de allí en más, ellos -en este caso Duarte- tienen que presentar su renuncia. "Otra cosa es que sea aceptada. Pero la obligación es presentar la renuncia", analiza en frío.
Un detalle no lo pasa por alto: en el caso de ser obispo, cargo que ostenta monseñor Gonzalo Duarte, el Papa desde el Vaticano es quien finalmente ve si acepta o no una renuncia. "Pero hay sacerdotes que tienen más de 75 años y no se la han aceptado porque ellos están plenamente vigente", revela quien fuera ordenado sacerdote en 1967. "No sé qué va a pasar con mi renuncia", acuña a la duda.
En septiembre próximo, el obispo Gonzalo Duarte cumplirá sus 75 primaveras. Sabe que en esa fecha tendrá que presentar una carta que certifique su renuncia. "Eso lo tengo claro", nos reitera. Ahora, si se le consulta por balances o sucesores, aclara que eso lo deben ver y hacer "otros".
Sin embargo, hoy ha sido un día especial, como todos en su vida, especifica. "Me encanta visitar las parroquias, ir a los hospitales, ver a los enfermos, los ancianos". En este último punto, hace alcance: Valparaíso es una ciudad con muchos ancianos y hogares de niños que, teniendo familia, están en manos de la Iglesia o de los hogares del Estado. "El problema no es el Sename; el problema son las familias chilenas", argumenta poniendo el dedo en la llaga en un tema duro.
Triunfo del Señor
No obstante, al recordar el compromiso de feligreses con sus ramos en alto para darle su entrada triunfal -junto a dos acólitos de blanco que lo secundaban- una hora antes, el hombre de fe muestra dicha.
Ahora retoma al pulso. "Yo estoy muy contento de ser obispo de Valparaíso: acá nací, me eduqué y he sido obispo. Hemos hecho muchas cosas buenas".
Para ello, recurre a hechos: en el mundo de la educación, cuentan con 89 colegios católicos. También resalta su presencia en varias obras y entornos como en el Seminario Mayor, las parroquias, la Universidad Católica de Valparaíso. "He tenido la fortuna de estar cerca de ellas y visitarlas constantemente", señala en plan legado.
Ayer fue la celebración del triunfo del Señor. Esa donde Jesús entra triunfante a Jerusalén. Por eso el regocijo en monseñor Duarte al crucifico: "Jesucristo muere pero resucita, dándonos a nosotros la posibilidad de resucitar".
No sabe si ésta será su última misa como obispo en la Catedral porteña. Para él, cuando le acepten -o no- la renuncia, dedicará un mensaje, en profundo. "Lo diré en su momento. No sé que va a pasar".