Voy y vuelvo: el Buque Escuela "Esmeralda" zarpó bajo la lluvia
La "Dama Blanca" en su 62° Crucero de Instrucción visitará a 10 puertos de América en 147 días. Su retorno está previsto para el 1 de octubre. En el Molo de Abrigo se vivieron escenas de profunda emoción y también alegría.
El reloj marca las 12 en punto. Mediodía de domingo 7 de mayo y una anunciada cortina de agua que no para.
Aguacero premonitorio al largo chapuzón en alta mar que les espera a una tripulación con las emociones a tope y con una misión no menor -tras los últimos escándalos-: estar a la altura de los 200 años de la marina nacional. Quizás por eso la presencia de la Presidenta Michelle Bachellet el miércoles 3 de mayo, en el Mes del Mar. También las palabras de del comandante del buque, capitán Patricio Espinoza, acerca que se tomaron medidas disciplinarias desde las escuelas matrices para garantizar que la disciplina sea retomada como corresponde.
Desde el Molo
Es la previa al zarpe 62° del Crucero de Instrucción del Buque Escuela "Esmeralda", cuyo contingente está conformado por 290 marinos: 38 son mujeres, 24 oficiales, 74 guardiamarinas, 140 gente de mar y 35 marineros en Instrucción. A ellos se suman 13 invitados de marinas extranjeras y oficiales de Ejército, Fuerza Aérea, Carabineros de Chile y Policía de Investigaciones.
Eso mientras los bocinazos retumban desde el interior de una expectante "Dama Blanca"; y al ruido, un largo eco que recorre el alma de la "Joya" que ya queda atrás en la neblina y que sólo significa... el adiós.
A metros del Pacífico, bajo el asfalto mojado en el Molo de Abrigo -el mismo cuya construcción se extendió de 1912 a 1931-, familiares con carteles, pañuelos, lágrimas y también sonrisas (algunas nerviosas) al viento, despedían a los suyos. A aquellos lobos de mar que no verán de vuelta hasta el 1 de octubre.
Eso porque la "Dama Blanca" navegará en total 14.168 millas náuticas por 147 días fuera de su puerto base. Ese itinerario contempla escalas -y permanencia- en los puertos de Balboa (Panamá), Norfolk y Boston (Estados Unidos), Sept-Îles , Halifax, Charlottetown y Quebec (Canadá), San Juan (Puerto Rico), Cartagena (Colombia), Colón (Panamá). Con un extra: antes de retornar a Valparaíso, recalará en el puerto de Iquique.
Una instancia que tiene como objetivo enriquecer la formación de los Guardiamarina y Marineros de la Armada de Chile; así, con mayúscula como reiteran.
Lobos de mar
Izar velas, ajustar cuerdas, subir al mástil, apañar amarre y controlar mareos bajo la bruma espesa en los dominios de Poseidón. Eso le espera a Demetrio Araya, quien egresó después de cuatro años de estudios en la Escuela Naval. Como primer oficial con el grado de Guardiamarina, la expectativa del viaje lo tenía ansioso.
Y así lo confirma en tierra Jaime Gurmestre, yunta de pequeño de Demetrio y que vino especialmente a despedirlo desde San Vicente de Tagua Tagua, VI región. "Siente alegría: va a conocer muchos países".
Hay un pero. Es de la polola de Jaime -el yunta en tierra- llamada Beatriz Riquelme: " Pero esos cinco meses fuera de la casa le van a provocar a Demetrio cierta pena por dejar atrás a la familia y amistades. Eso me dijo".
Un poco más atrás, avanza melancólica María Paiba, quien viene de dejar a su hija Génesis Aguirre, marinero. Y no una marinero cualquiera: egresó como la mejor de su generación, "con calificaciones sobresalientes", desliza con el orgullo de madre, doña María. A su lado, asiente chocha la abuelita de Génesis, la señora Jimena Aguirre: "Fue premiada con éste, su primer viaje. Siento mucha penita. Es mi única nieta mujer, ya que tengo cinco varones. Ella siempre aspiró a entrar a la Escuela Naval".
Y es que serán 10 los puertos extranjeros que la 'Dama Blanca' recorrerá en 14 mil millas náuticas. Y no es todo: participarán en dos regatas.
Viaje de Patas Cortas
Una numerosa familia se toma fotos en medio del éxodo. Son los Acevedo. Hace minutos, César Acevedo, de 34 años, que se desempeña de sargento segundo a bordo del buque como seguridad y que egresó en 2002 con la especialidad de comunicante, les dijo, optimista a todos: "Voy y vuelvo". Para su padre, Mario Acevedo, quien a su vez fue infante de marina en la Armada -retirado en 1984-, esta es la ocasión de saldar una deuda con la vida: su hijo hará aquella travesía en La Esmeralda, una que él jamás conoció en uniforme. "Contento con mi hijo. Y feliz de que al fin se cumpla mi sueño, ahora por intermedio de César".
Casi en labor de consuelo, su nuera, Ivonne Muñoz, no le suelta la mano a don Mario. Con Ivonne, abrazada está la pequeña hija del sargento César Acevedo, Sofía. Aún así, Ivonne comenta acerca de su pololo: "El día está triste. Su sueño era embarcarse, navegar. Es un viaje de patas cortas. Acá lo esperaremos con Sol".
Ya los pañuelos están secos. Secos de la lluvia y los lagrimones.
Por eso ahora aflora la sonrisa, como la de José Pellicer, de Santiago, que se toma un tiempo junto a su hijo Mateo quien se asustó -y mucho- desde su coche con la sirenas.
José es el tío de Marcelo Rubilar, sargento que ya va en su segundo viaje consecutivo. "Triste porque deja a la familia, pero contento porque son experiencias nuevas. Le va a servir para madurar en su enseñanza".
Gianfranco Dalmasso está con su señora Milena. A ellos también los acompañan sus dos hijos Gianfranco jr. y Piero. Despiden a su hermano, Nicolás Dalmasso. No es la primera vez que el marino viaja en La Esmeralda: es teniente segundo. Pese a ello, en esta segunda travesía desea recopilar experiencia, como avala su hermano, Gianfranco. "Viene con otro rol. La primera, cuando egresó de la Escuela. Él ya sabe de qué se trata esto. Y conocer Canadá, un país que él quería visitar".
Todos son de Arica pero con residencia en la zona. De acuerdo a Gianfranco, fueron los marinos quienes le inyectaron el bichito por las insignias. "Llegaron a Arica. Allá hicieron una presentación que de la Escuela Naval que caló hondo en algunos, como a mi hermano Nicolás que iba en segundo medio y que antes de esa charla, la verdad no estaba ni allí con ese tema. Ahora, sí será un lobo de mar".