Carla Olivares Rojas
El 13 de diciembre de 2015 Paulina Espinoza tenía apenas 21 semanas de embarazo, pero Bastián decidió que tenía que llegar a este mundo. Fue una cesárea de urgencia, sin anestesia en el hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar. El pequeño pesó 490 gramos, le daban algunas horas para sobrevivir, pero han pasado 17 meses.
La situación ha sido difícil. Paulina, que vive en la parada 4 de Forestal, se desvive por su hijo al que cría sola porque el papá se "estresó" de tantas enfermedades y se fue, dejándolos botados a su suerte.
Bastián Galdames Espinoza sufre del síndrome de Silver-Russell, tiene un soplo en el corazón, malformaciones cerebrales, sufre de un síndrome polimalformativo de observación genopática, ausencia de septum pellucidum, síndrome hipotónico central, displasia broncopulmonar, retraso del desarrollo psicomotor y enfermedad de Hirschsprung.
Sueña con una casa
Debido a los problemas que aquejan al niño es que a Paulina se le hace imposible trabajar, no tiene familia cerca, solo una amiga que le da apoyo moral. La salud del niño es de cuidado, por lo tanto, no puede asistir a ningún jardín infantil, cada cuatro horas hay que hacerle un lavado intestinal y cada enfermedad por más simple que sea a él le significa llegar a la UCI.
"En el Fricke lo ven todos los doctores, va a la teletón, pero él se agrava muy rápido. Cada vez que se enferma, tengo los minutos contados para llegar con el niño a urgencia y no es que lo estabilicen y le den de alta, él va a hospitalizarse al tiro, el invierno pasado estuvo sólo en la UCI, lo han desahuciado tres veces, pero es muy valiente. Le falta una cirugía grande al estómago y hasta los 7 años no sabremos cómo evolucionan los síndromes", relató Paulina.
Ella sale a vender ensaladas, pebre, pizzas y artículos de aseo para poder sobrevivir. Al mes recauda alrededor de 150 mil pesos y con 80 mil arrienda una pieza amoblada que se llueve en invierno. Necesita una casa para poder vivir, pero no le alcanza el dinero para una libreta de ahorro, tampoco puede postular al subsidio de arriendo porque no tiene renta.
"Ha sido difícil, tuve mucha pena, no sabía qué hacer, ahora estoy más tranquila y pensando sólo en el Bastián porque tengo que estar muy bien para él porque nadie más que yo lo puede ver. Lo he enfrentado todo sola, tengo miedo pensar en mañana, pero él es todo para mí", señaló la mujer de 34 años que hoy ha recibido el apoyo de la Asociación de Padres de Niños Prematuros, Asprem, quienes buscan hacer redes para apoyarla.