Locatarios expectantes ante movilización de este 1 de junio
Agrupaciones como Confech, Anef y No + AFP reiteran el llamado a paro nacional para este jueves, cuando la Presidenta Michelle Bachelet realice la Cuenta Pública en el Congreso. Comerciantes en alerta ante trazado acordado.
"¡No queremos más Rodrigo Avilés ni Eduardo Lara!". A lo que se refiere Camila Lucero, presidenta de la Confech regional, resulta tajante: que no se repitan nunca más casos como los de Avilés, con aquel coma vivido por semanas tras el impacto recibido por un chorro desde un carro lanzaaguas. Eso le provocó el azote de su cabeza contra el pavimento, hace ya dos años. Tampoco la muerte de Eduardo Lara, funcionario municipal que murió por asfixia luego que un grupo de encapuchados lanzara un cóctel molotov al interior de un edificio en avenida Pedro Montt, el 21 de mayo de 2016.
Precisamente por esas arterias volverá a desarrollarse una movilización que espera convocar sobre las cinco mil personas y que agrupará a más de 12 organizaciones sociales -entre esas Confech, Anef y No + AFP- en una fecha hábil, este jueves 1 de junio.
"Pacífica, masiva y con ideas que no le darán cabida a esos grupos minoritarios que empañen nuestras demandas", asegura Lucero. Eso con motivo de la cuenta anual pública que ese día dará en el Congreso Nacional la Presidenta Michelle Bachelet. Y con ello, su anticipo para los últimos meses de mandato.
Pero en la vereda contraria, desde las calles, los universitarios esperarán respuesta a sus cinco ejes prioritarios. Eso dentro de reforma eduacional. A saber: marco regulatorio, fortalecimiento a la educación, gratuidad universal, penalización del lucro y el fin a la deuda educativa. A saber II: si la Presidenta no incorpora estos ejes, Camila Lucero replica: "Vamos a ampliar el rechazo a esta reforma de aquí a fin de año", sostiene firme.
¿comercio con miedo?
Sin embargo, en avenida Pedro Montt con Rodríguez, epicentro de buena parte del comercio en el plan porteño, hay temor. Y mucho. Así lo evidencia María Cecilia Solar, propietaria de La Familia, un restorán de comida casera que lleva 12 años aquí. Doña María no sabe si abrirá o no ese día. Dice estar muy preocupada por los eventuales destrozos; los mismos que ya ha sufrido en vivo y al bolsillo en otros años... pero asevera que necesita trabajar. "Estamos dentro del trazado. Es complicado, aún no tomo la decisión, pero lo más probable es que no abra", dice.
Bajar las cortinas metálicas, afrontar gases lacrimógenos, soportar agua maloliente, clientela mayor y con niños atrapada dentro del local... "Un calvario. Quedan todos con los ojos llorosos. Desagradable. Además se sufre con pérdidas económicas y en horario peak", afirma.
Un poco más allá, Cintia Gajardo está cargo de un local de jugos naturales en una pequeña feria de artesanía al interior de la galería El Almendral que da a Pedro Montt. Este mes recién partió con el negocio. Está con las pilas puestas. Por eso este 1 de junio abrirá y trabajará como si fuese un día normal. Con un alcance: "Cerraremos las cortinas... sólo a la hora de la marcha. Hay que trabajar y no tengo ningún nervio".
Antes, Mabel Zúñiga, presidenta regional de la Anef, consideraba frente la prensa, en el frontis de la Gobernación Provincial, que ha sido complejo definir el trazado de la marcha. Que hay una presión por lo ocurrido en la cuenta pública del año pasado, "eso de acuerdo a lo manifestado el gobernador". Por eso, avala Zúñiga, han planeado estrategias para evitar hechos lamentables como los del 21 de mayo pasado.
Reconoce, como Camila Lucero, que ya hubo una reunión de coordinación entre ellos, Carabineros y Gobernación para resolver que "éste sea el legítimo derecho que tienen las organizaciones sindicales a manifestarse por las calles de Valparaíso... pero que no de pie a que algunos grupos enloden nuestras legítimas demandas y propuestas".
Eduardo Muñoz está a cargo de la administración de Comercial Fortunato, casi al llegar a Las Heras. Si los demandantes callejeros pasan por este lado narra, no abrirá por posibles destrozos. "Este asunto es grave. En la última movilización cerramos: no pasaron ni cinco minutos cuando nos lanzaron piedrazos, golpes y patadas para tratar de abrir el local. Al rato, lacrimógenas. Terrible". Lo resume así: dos horas de suplicio y también pérdidas económicas por 300 mil pesos en ese tiempo.
Ante ello, Muñoz avala que existe coordinación con la Segunda Comisaría de Carabineros porteña quienes, en los días previos, acuerdan abordar el tema con un plan cuadrante. "Siempre nos tienen al tanto cuando hay marchas. Viene un encargado del plan cuadrante que nos informa horarios y trazados", afirma.