Damnificados del Cardonal aún esperan ayuda tras el incendio
A tres semanas del siniestro que destruyó 12 pilastras, sus afectados se van poniendo de pie por sí solos.
Hace tres semanas las y los porteños veíamos con angustia como las llamas consumían parte del nuestro Mercado Cardonal. El único mercado que nos va quedando y se mantiene funcionado en la ciudad Puerto.
Para los porteños románticos, el Cardonal es más que un centro comercial y tiene un preciado sitial en nuestros corazones. Ya que en él se conjugan todos los elementos de nuestro folklore popular.
Es el lugar donde nos abastecemos de alimentos en las pilastras nuestros "caseritos y caseritas regalonas", esos que conocemos desde hace años y siempre regalan una sonrisa, una talla, y una yapa.
¿y la ayuda?
La rápida acción de Bomberos permitió que el fuego se extinguiera antes de que las llamas se propagaran por el interior y exterior del edificio.
De no ser así la tragedia habría sido mayor. Pero 12 pilastras sufrieron daños, y sus dueños perdieron todo lo que habían logrado tras años y años de esfuerzo y trabajo.
Tampoco podemos olvidar que cada una de esas pilastras le brinda trabajo a otras personas, que también tienen familias detrás. Como es el caso de muchos inmigrantes provenientes de Haití y otros países Latinoamericanos, quienes se desempeñan en distintas labores dentro del Cardonal.
Ayer La Estrella fue a visitar a las y los pilastreros afectados para saber cómo estaban después de tres semanas del nefasto siniestro.
Nos percatamos de que algunos ya habían reabierto sus pilastras y se encontraban trabajando. De hecho, regresaron después de pocos días de ocurrido el incendio, a penas les dijeron que sus pilastras no tenían daños estructurales mayores.
Pero ninguno de los damnificados ha recibido la ayuda que las autoridades les prometieron después del catastro de los daños causados por el fuego.
Se levantaron solos
Juan Araya de la pilastra 31 de calle Rawson, cuenta que en su caso se ha ido recuperando de a poco, invirtiendo luquitas de su propio bolsillo. "Posiblemente nos den una ayuda de Sercotec que fue anunciada. Hemos estado en reuniones con ellos y la municipalidad, pero hasta ahora no hemos tenido respuesta. Yo creo que igual va a salir...".
Y agrega: "A mí se me quemó todo, todo, todo. Se me quemó mercadería, inmobiliario, computadores, la impresora y las romanas electrónicas grandes, porque las tengo aquí me las prestaron. Tuve que comprar la cortina metálica que la rajaron para poder apagar el fuego".
Al igual que Juan, sus colegas damnificados aún esperan la ayuda comprometida. Pero la gente del Cardonal sabe de esfuerzo, y no les quedó otra que levantarse solos; por sus propios medios y con su propia fuerza.
"Estuvimos bien tristes. Pero yo por lo menos ya estoy mejor. Es que no sacamos nada con echarnos a morir. Lo importante es que los clientes no dejen de venir a comprar", concluyó el pilastrero.
Entramos al edificio. La parte dañada del techo sigue abierta, por lo que entre las costillas negras se filtra el viento, el frío y la lluvia. Hay gente haciendo reparaciones de los daños menores, "para volver a trabajar lo antes posible".
Desde las cenizas
"Mi local se quemó a puertas cerradas. Incluso se me quemó la plata que había dejado, porque salir a las 5 de la mañana de aquí con dinero... ¡usted sabe cómo andan los ladrones!. Y perdí casi $4 millones", relata Jorge Navarro, quien arrienda la pilastra 64 hace más de 23 años.
Y agrega: "Ayuda inmediata no hemos tenido en lo absoluto. Todo es parte de un proyecto demasiado burocrático. Yo reabrí mi local gracias a la ayuda de familiares, parientes, y colegas del mismo mercado. Nos hemos mojado con las lluvias pero acá estamos, para que la gente venga, porque regresamos nuevamente desde las cenizas".
"el patito" y "la poly"
Subimos al segundo piso del Cardonal, donde están las cocinerías, esas que ofrecen las pailas marinas en librillos de greda gigantes hirviendo en delicioso caldo sabor a manjares del mar.
Los restaurantes "El Patito" y su vecina "La Poly" fueron arrasados por el fuego. Del primero sólo se salvó parte de su cocina; y del segundo parte de su comedor.
Sus dueños están de brazos cruzados, no pueden hacer nada hasta que les entreguen los resultados de un estudio sobre el estado de la infraestructura de ambos locales. De ser así, habría que "entrar a picar" y hacer una inversión mayor".
Ni la gatita Shakira, se salvó de la inclemencia de las llamas, lamenta Carlos Rojas, encargado de "El Patito", cuya dueña es doña Cristina Ruz.
Carlos nos muestra lo que fue el comedor de su cocinería. Donde se regocijaban sus comensales ahora sólo hay escombros.
"No podemos hacer nada hasta que no vengan los de la aseguradora. Llevamos más de 20 días y nada. Hasta las redes de alcantarilla están jodidas. Tampoco tenemos luz. Nosotros tenemos hartas ganas de vivir, y para tener ganas de vivir hay que trabajar, y gracias a lo que hemos sembrado con los hijos, hemos recibido ayuda, pero igual estamos flotando, porque no nos queremos hundir", reflexiona.
Por otro lado, el resto de las cocinerías siguen funcionando. Y hacen el llamado a los porteños y porteñas a que no dejen de concurrir al Cardonal que los necesita más que nunca.