"La ley de la selva" primó en el acalorado remate de la aduana
Entre ofertas y martillazos se realizó la subasta donde los postores se congregaron para imponerse a sus contendores. Cuando una mujer pidió clemencia para recuperar su vehículo, le arrebataron el auto en el acto. Esto es "sin llorar".
"30,40, 50, 50 mil tengo al lado derecho, 60, el señor del fondo allá, no hay quien mejore, ¡se vende en 60 mil!, y vamos por el siguiente lote".
Decenas de personas acudieron al primer remate del año de la Aduana, donde la emoción y el frenetismo de las ofertas y contraofertas aliñaron una jornada bastante intensa, donde los postores se disfrazaron de cazadores para enfrentarse entre sí para quedarse con el botín. Fue una verdadera jungla que no mostró misericordia para nadie, ni siquiera para los lamentos de una mujer emocionada.
Desde muy temprano, partió la subasta que ofrece el Servicio Nacional de Aduanas, donde se remataron diversos tipos de mercancías que están bajo su custodia: equipos electrónicos, automóviles, vestuarios, juguetes, licores, alimentos, herramientas, maquinarias y repuestos, entre otros, fueron adjudicados para, literalmente, el mejor postor.
El formato era el mismo de siempre, el martillero anunciaba el lote, leía las especificaciones, y partía con la oferta de piso, los compradores levantaban a mano para ofrecer un precio superior, mientras que otros la levantaban para superar ese valor, y así iba escalando la tarifa hasta que nadie más opusiera resistencia.
Cuando el martillo golpeaba la mesa, se daba por terminada la operación. El comprador entregaba su nombre y los funcionarios de la aduana registraban la compra.
La jornada ofreció productos de todo tipo, y para todos los gustos. Una caja con 54 abrigos para hombre, se fue por $300.000; un lote con 10 máquinas de soldar, fue otorgada por $247.000; un bolso con tres lentes fotográficos, marca Canon de 300 milímetros, fue rematado en $280.000, por ejemplo.
También hubo ofertas de mayor calibre que no tuvieron competencia, como el caso de una motocicleta Yamaha que se fue por $650.000, o un lote con 100 pares de botas de mujer, que se vendió en 5 millones, 300 mil pesos.
Cabe destacar que la lista de lotes a subastar fue publicada en internet, de modo que muchos de los compradores sabían específicamente a qué iban.
Alta demanda
Respecto de la actividad, Arturo Veneros, jefe de Subastas de Aduana Valparaíso, tuvo palabras positivas por la actividad, destacando que las estimaciones apuntan a que se recabaran más de 400 millones de pesos.
"Se ha desarrollado con normalidad, ha sido bien dinámico, los postores han estado interesados y han mostrado sus ofertas respectivas. Vamos bien, en este minuto, ni siquiera vamos en la mitad de los lotes, ya vamos arriba de los cien millones de pesos, y la verdad esperamos recaudar por sobre los 400 millones", explicó.
Dentro del catálogo, habían lotes que destacaron de sobremanera, incluyendo algunos vehículos de alta gama, y una masiva cantidad de litros de vino blanco.
En el caso del licor de uva, se trataba de 504.000 litros de vino a granel, que se encontraban ofertados en 21 lotes, con un piso mínimo de $2.388.000. Eso sí, hay que advertir que son vinos utilizados para la destilación.
"Eso implica que cada vez que se procesa, se obtiene un alcohol de mejor grado, el cual sirve para preparar coñac, brandy, incluso pisco y otro tipo de alcoholes. Incluso sirve para hacer vinagre o aceto balsámico", explica Arturo Veneros.
En todo caso, hay que mencionar que estos lotes no tuvieron gran demanda de los potenciales compradores. Incluso hubo algunos que fueron declarados "Sin Postor".
Otro de los lotes cotizados, fue el de un vehículo de lujo, marca Audi, modelo A6, del año 2006, que partió con un piso de $1.995.000.
David Tapia, fue quien obtuvo el codiciado vehículo. Según cuenta, él fue con la intención de quedarse con un vehículo marca Nissan, pero luego fijó sus ojos en el otro auto.
"Yo venía por el Nissan, y para no irme con las manos vacías, vi el auto, y oferté. Es un buen auto, y me voy bien contento la verdad. El auto es para la venta. Yo, pensando en el Nissan, iba a gastar hasta 5 millones y medio, y por este terminé pagando 6 millones 150 mil pesos. Dentro de mis cálculos, este auto debe tener un valor de más de diez millones", cuenta.
Sin piedad
Sin duda, el punto más vibrante fue el remate de un vehículo Nissan Skyline, de color blanco, año 1996. En el remate de ese lote se realizó la "Tribuna", que es un apartado legal, en el que la persona propietaria del bien, puede dirigirse a los postores para solicitar que no oferten por el producto, para poder recuperarlo.
Eso fue lo que hizo una mujer que imploró a los compradores, con la voz quebrada y los ojos lagrimosos. La mujer comentó que como familia llevan tres años tratando de recuperar el automóvil.
El martillero preguntó si el público estaba de acuerdo con cederle el auto a la mujer por el precio del piso, de $381.000, y se escuchó un gran "Si" de parte de la gente. Cuando el martillo golpeó la mesa, se pararon dos personas, iracundas, alegando que tenían la mano levantada desde hace rato, y exigían que se llevara a cabo la subasta. El alegato generó pifias generalizadas, y desconsoló más aún a la mujer.
El martillero se vio obligado a subastar el vehículo, y la primera oferta fue de dos millones de pesos, por parte de uno de los hombres que alegó anteriormente. Así, las contraofertas fueron acumulándose, hasta que el Nissan Skyline de dos puertas fue rematado en $6.700.000, ante la vidriosa mirada de su primera dueña, quien ni se molestó en seguir ofertando.
"La tribuna es una facultad que tienen los propietarios de las mercancías para que sea escuchado por todos los oferentes, explicando y dando sus argumentos para que acepten su postura. En este caso no fue, porque es un vehículo muy interesante, de hecho la mayoría de las veces, si tiene efecto, pero en este caso no fue así. Se puede decir que fue como una cacería", explicó el jefe de Subastas de la Aduana.