Hace poco un sargento de Carabineros, especialmente honesto, valiente y profesional, frustró un robo, dejando heridos a bala a varios delincuentes que fueron llevados a un hospital público. Cuando los delincuentes resultan lesionados producto de sus crímenes, eventualidad que no es sinónimo de accidente laboral, se los transporta, cura o interviene en centros de salud que se ven obligados a atenderlos. Por otro lado, no son infrecuentes los peligrosos intentos de rescate de delincuentes heridos por cómplices o parientes, desde dichos nosocomios. Es razonable solicitar a legisladores y a la autoridad competente que promulguen o modifiquen normas para eximir de cualquier responsabilidad y sanción a las instituciones y personal médico o paramédico que, por la razón que fuere, denieguen auxilio a delincuentes habituales o reincidentes, de cualquier edad, inequívocamente identificados como tales. También es necesario derivar a dichos delincuentes heridos exclusivamente a hospitales penitenciarios, liberando a los otros recintos de cargas adicionales y riesgos asociados. Hay que dar señales reales de que hay voluntad de atacar de frente la grave delincuencia que azota a nuestro país.
Kenneth Ledger Toledo