Oigo decir a un locutor de radio que a los que están a favor del aborto, les importa un bledo la vida. Me gustaría saber qué hace él y el resto de adalides que se llenan la boca, pero no hacen nada concreto por ayudar a los niños. ¿Visitan los centros, llevan ayuda? ¿Alzan sus voces cuando ven abusos? No.
No es que no importe la vida, sino que qué vida tendrán estos cientos de niños que llegan a este mundo a vivir en condiciones paupérrimas, sin acceso a un vida digna, menos a una buena educación que les permita surgir, sufriendo desde su más tierna infancia carencias, dolores y abandono. Supuestamente, en el mejor de los casos, el Estado se hace cargo, enviándolos a centros como el Sename, donde lejos de encontrar refugio y cobijo, se enfrentan a abusos, vejámenes o muerte, pues quedan a cargo de personas que no tienen las más mínimas competencias ni conocimientos para lidiar con estos niños, que vienen cargados de traumas y dolor.
Para ellos el Estado no tiene presupuesto, pero sí gastamos miles en sueldos de honorables que en el Congreso dan sentidos discursos pro vida, pero ni siquiera son capaces de hacer una mísera ley que realmente resuelva el problema de los niños de Chile.
Así es re fácil hablar.
María Lidia Miranda O.
La Ley Cholito
Ojalá con la promulgación de la nueva Ley Cholito al fin disminuyan en Valparaíso y la zona los perros vagos. Pero mi duda es: ¿quién va a controlar todo esto?
Agradecimientos
Quiero agradecer públicamente a Clínica Reñaca por la atención dispensada a mi esposa, Mirtha Pérez Araya, que sufre de cáncer y a quien le practicaron el examen PET/CT en forma gratuita.
Muy especialmente agradezco a las señoritas: Ana María Acevedo, gerente de comunicaciones; Leslie Netlichek, Cinthya O'Ryan; al Dr. Gianinni; y a los tecnólogos Felipe Vera y José Pérez por su apoyo y solidaridad.
Agradecimientos que hago extensivos a señorita Mirian Mondaca Herrera, periodista de La Estrella, por su atención y reportaje publicado en este diario.
Estaremos eternamente comprometidos con todos ellos, por su gran bondad.
Juan Luis Cepeda
René H. Negrete