A 20 años de la muerte de Lady Di, Valparaíso le rinde homenaje
Su sentido social a través de innumerables campañas humanitarias, motivó al grupo Twitteros Solidarios a celebrar a la 'Princesa del Pueblo' en el Arco Británico.
Verano (Europa). 31 de agosto de 1997. Se suponía que su paso por París sería una visita fugaz para reunirse con sus dos hijos, ya lejos del Príncipe Carlos de Gales... más preocupado de los quehaceres románticos de una Camilla Parker, ya no a las sombras.
Un cambio de itinerario que en principio tendría a Diana de Gales -la primera mujer famosa que le dio la mano a una persona con VIH- en Cerdeña, para allí reunirse con su pareja, el multimillonario Dodi Al Fayed (su familia, dueña de los lujosos almacenes londinenses Harrods). Darle fin a unas vacaciones cargadas a las revistas del corazón y la polémica real, era objetivo. Chata, iba por relax.
Pero el acoso de los fotógrafos diría otra cosa. Ya en el hotel Ritz (propiedad de los Al Fayed), la pareja se vio obligada a ingresar por la puerta trasera para intentar cenar a la luz de las velas. Al cabo de un rato, una cámara registraría el último instante en vida de la Princesa Diana.
Afuera del Ritz, una maniobra de despiste a los flashes: dos automóviles simulaban partir con la mediática pareja a bordo (en esa época se rumoreaba que Lady Di estaba comprometida con Al Fayed). Al mismo tiempo, por la misma puerta trasera del hotel, salían Diana (de 36 años) y Dodi (42) para meterse en un tercer vehículo al volante de Henri Paul, un empleado del Ritz.
Pero la disuasión fue en vano. Es en ese momento, cuando la adrenalina da paso a una trágica persecución. Los paparazzi, que para serlo requieren de auto, buena cámara, celular y un computador portátil para pasar las fotos al instante que los medios compran, con agilidad echaron mano a su gran lente.
Salieron como un rayo. Aceleración a fondo. Chirrido de frenos. Y la luz en un estrecho túnel, que sería, junto al destello insistente de las cámaras paparazzis, la luz eterna para los tres ocupantes del Mercedes S280, también propiedad del hotel Ritz.
Allí, en el memorial de la recordada "Princesa del Pueblo", en el Puente del Alma parisiense sobresaturado de esos candados al amor, 20 años después, aún siguen los ramos de flores, mensajes, globos y el 'Candle in the Wind', aquel himno de Elton John que luego dedicara para su amiga, Diana Frances Spencer, su nombre.
Reina de corazones
20 años después, aquí en Valparaíso, también suena el mismo tema melódico inglés. También hay ramos de flores. Rosas blancas. Y 20 globos del mismo color que sobrevuelan al Arco Británico, en avenida Brasil, sembrando la incógnita en la gente que, a eso del mediodía de ayer, se preguntaba de qué rayos iba todo eso.
Fernando Garay, director de Twitteros Solidarios, es quien lleva la batuta en esta conmemoración. "Esto es un pequeño homenaje, simbólico... pero que se hace de corazón". Para Garay, la presencia de Lady Di es gigante. No duda que, de estar viva, ella sería una asidua a las redes sociales: trabajaría con la gente que más lo necesita. Codo a codo.
Por eso el pendón dedicado a ella. Y el tributo floral: son rosas blancas. Además mandaron a hacer una coreana especial. De acuerdo a Garay, la idea surge de una reunión del equipo voluntario de 10 personas, donde ocho son mujeres. "Nace del seno de una mujer que lo planteó, con los permisos correspondientes", afirma.
El capitán Andrés Vergara, subcomisario administrativo de la primera comisaría Valparaíso, corrobora. Y recuerda que Carabineros está llano a integrar a la ciudadanía. "Destacar acciones positivas en la zona". Por eso, avala, apoyan a este "ícono positivo a nivel mundial por la labor que mantuvo". Para el capitán, se trata de una mujer digna de seguir y reconocer.
Se escucha. Hay un antes y después de Lady Di.
Un niño tras otro. Participan. Conversan. Nelson Castañeda, sostenedor del colegio Roberto Bravo de Valparaíso, comenta a los niños quién fue esa famosa Lady Di. "Una mujer de solidaridad a nivel mundial", dice, mientras enfatiza que es un ejemplo de liderazgo en cuanto a entrega. "Queremos hacerla presente en la juventud. Ella rompió paradigmas en los continentes". Judith Urbano Espinoza, del consejo cultural social de los migrantes de Valparaíso, aquella entidad que, asegura la ciudadana peruana, se juntan una vez al mes para temas de índole laboral y salud, se identifica con Diana. De años: vio su boda en blanco y negro por TV. "Me impactó su fallecimiento. Por eso estamos acá: solidaridad con ella; la humanidad", mientras los globos desaparecen a la distancia.