Nuevos fonderos ya piensan en repetirse el plato para el 2018
En su primera vez a cargo de una chichería, los Búfalos Mojados están agotados pero felices por la experiencia y por obtener cifras azules. Otros tantos dicen que la cosa no anda bien, pero tampoco quieren ser los llorones de la fiesta.
Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
"5 mil pesos por estacionamiento y 3.500 por cabeza en la entrada es un abuso. Eso sumado al mal tiempo de estos días, nos dieron una mala tarde con números rojos", comentaban algunos fonderos, en las Ramadas del Sporting.
Lo que no querían ellos, eso sí, era que se les catalogara como el típico fondero llorón, que siempre termina perdiendo, así que prefirieron no dar sus nombres. Además, querían resguardar los compromisos con los organizadores del evento y criticarlos sería una mala estrategia.
La suerte de los Búfalos Mojados, no obstante, anduvo mejor que la de ese grupo. Como novatos que son, en esto de dar vida a una chichería, quedaron tan felices que el próximo año se harán presentes sí o sí con algún localcito.
"Somos un grupo de tres matrimonios, amigos, que nos conocimos hace unos años por el colegio en el que iba mi hijo mayor. En el verano estabamos vacacionando en Lican Ray, cuando dijimos 'oye podríamos hacer una ramada' y como tenemos un amigo productor de eventos, nos lanzamos nomás", sostuvo César Contreras, uno de los encargados de la chichería.
Disfrazados con la vestimenta típica de los Búfalos Mojados, con los clásicos sombreros alargados, entre las tres familias se dedicaban a darle vida a la cosa. Unos hacían el fuego, otros preparaban la carne, algunos en la barra y el típico encargado de las cuentas, esas son las funciones a tomar en cuenta para sumergirse en este negocio.
Afuera, mientras tanto, don Pedro salía con el corazón contento, y la guatita llena, mientras tomaba fotos a los atuendos de la chichería que tiene César Contreras. "Estaba todo fantástico, me comí un buen pedazo de costillar, con ensaladita chilena y bebida por seis mil pesos", decía.
Búfalos Mojados le pusieron a su chichería, a raíz de un grupo de whatsapp del mismo nombre y en homenaje al club de toby en el que participaba Pedro Picapiedra.
De lican ray a viña
Entre los tres matrimonios se pusieron con la cuota de inscripción, que valía un millón ochocientos mil pesos. Después de eso, a esperar el llamado para la última semana de agosto y a afinar los últimos detalles, como el público al cual querían llegar.
"Adultos jóvenes y familias que andan buscando carne de calidad y buenos precios. Un ambiente rico que, estos cuatro días, la gente terminó agradeciendo", señaló.
De ahí se entiende que muchos se terminen repitiendo el plato, lo que para César Contreras es una motivación extra, con la que puede superar el agotamiento excesivo que deja el ser fondero.
¿Qué podemos ofrecer para que la parrilla quede buena?, fue la pregunta que se hicieron a comienzos de septiembre. No estaban interesados en contar con platos originales, sólo la mejor carne y el mejor trago.
Lomo vetado y costillar es lo que más se vende, por lejos, en el local de los Búfalos Mojados. Por seis mil pesos se comerá un gran pedazo de carne o, si prefiere, un anticucho contundente por tres mil pesos.
Ofreciendo esos productos es que ya se están armando de ganas para el próximo año. "Vamos recién en el cuarto día y tenemos números azules. Pero estamos cansados, era mucha la pega, aunque pronto nos juntaremos todos a celebrar los buenos resultados", aseguraba Contreras.
El mono cabezón
Carlos Rubina es el cabezón y Juan Pérez el mono, quienes decidieron jugársela con su segunda experiencia en el mundo de las chicherías, en el Valparaíso Sporting Club.
La mentablemente estos compadres no sacaban cuentas alegres, alegaban, "mayoritariamente porque el clima no nos acompañó este año y porque hay mucha más competencia".
Según ellos, no es que sean los llorones de la fonda, pero en un grupo de chat en el que participan otros treinta locatarios, la cosa no andaba muy bien. "En este momento nuestras cifras son rojas. Hoy día pensábamos que nos ibamos a salvar, pero nada de eso", contaba.
Pero todavía les quedan 24 horas de fonda, al mono y al cabezón, para recuperarse con la inversión y repetir los buenos resultados del año pasado. Esperando que hoy día- cuando concluya todo a las 20.00 horas- pueda revisar el libro de cuentas para irse con todas las ganas de volver en 2018.
38 años como fondero
"Toda persona que venga a trabajar al Parque Alejo Barrios, en lo que sea, a vender papas fritas, choripanes, o en los juegos electrónicos, y diga que le fue mal, es porque no sirve como trabajador de fonda. O simplemente está mintiendo", recalcaba Luis Carrizo, presidente del Sindicato de Fonderos de la V Región y dueño de la Lotería Familiar del Chico Lucho.
Los últimos diez años, de los treintaiocho que tiene como fondero y lotero, se los ha dedicado al sindicato que agrupa a un buen número de fonderos en la región de Valparaíso. Su foco: poner orden y mejorar el ambiente en las canchas playanchinas.
Así que cuando su lotería familiar termina, a eso de las 2.30 de la mañana, se tiene que quedar por gusto hasta las 4.00 am, a vigilar que todo quede cerrado y ordenado, como dios manda.
Fue así que logró extirpar, de raíz, algunos de los problemas que marcaron al parque por tanto tiempo. Violencia desmedida que terminaba con la puesta de animitas.