Erika Rojas Salazar
No pasó inadvertida ni para los protagonistas del partido ni para los miles de hinchas que vieron en directo y por televisión el duelo del domingo entre Wanderers y Audax Italiano. Catalina González fue invitada de manera inédita a ser pasapelotas y se llevó todas las miradas; si hasta el cuarto árbitro Piero Maza habría preguntado qué hacía la joven en esa labor.
Si bien esta vez fue como ayudante o suplente de pasapelotas, a Catalina nadie le quita las ganas de cumplir a cabalidad esa labor. Es que según el reglamento de la ANFP no existen prohibiciones de sexo ni necesariamente ser parte del fútbol joven para cumplir dicha función en la cancha.
"La edad mínima de los pasabalones será de 14 años y deberán acreditar no tener prohibición de ingreso al estadio por vía judicial o derecho de admisión. Serán los clubes locales quienes deberán certificar por escrito esto ante la Jefatura de Seguridad de la ANFP y la Gerencia de Competiciones. Salvo que sean integrantes del fútbol joven o fútbol femenino del club local", explica el artículo 42, número 4 de las bases del campeonato de Transición de Primera.
FAnática caturra
Catalina tiene 16 años y cursa Tercero Medio en el Colegio Agustín Edwards de Valparaíso. Hace varias semanas fue invitada a participar como pelotera en un partido de Wanderers y ella aceptó. Por no tener la experiencia necesaria fue inscrita como suplente, es por eso que se mantuvo junto a otro pasabalones para colaborarle a él.
"Me encantó la experiencia, es distinto estar abajo y escuchar cantar la barra a mis espaldas. Regularmente veo los partidos en galería norte y otras veces con mi mamá en marquesina, donde ella es socia", contó Catalina, más conocida como "Catita Wanderers" en la barra.
La estudiante sostiene que es wanderina desde que nació. Toda su familia lo es y ella posee recuerdos a los 3 o 4 años del estadio alentando al club.
La sacaron
Ubicada junto a otro pasapelotas en el arco del sector norte, Catalina debía correr a buscar los balones que se escapaban más lejos del perímetro de la cancha.
"Tuve que ir varias veces a la reja de la galería norte y varios me reconocieron (...) mi mamá no me creía que iba a estar haciendo esto, pero ahora que ya lo hice quiero repetirlo", advierte la porteña, quien señaló que "igual me costó vivir esta experiencia a ras de cancha, pues estoy acostumbrada a ver los partidos cantando y saltando en la barra".
Catalina no pudo terminar de hacer los 90 minutos en cancha, pues tras el altercado del portero Nicolás Peric con su amigo pasabalones, el árbitro pidió que se cambiaran de lado. Fue justo en ese momento cuando alguien de seguridad le solicitó a la joven salir del borde de la cancha. Ahí se sintió discriminada al ser mujer y sin tener claro el reglamento, prefirió seguir viendo el partido en el túnel de ingreso a camarines, entregando su peto distintivo.
"Yo califico como emocionante esta primera incursión como pelotera. Es que además justo estaba hacia el arco donde hizo el descuento Jean Paul Pineda (...) Tengo la posibilidad de hacerlo nuevamente mañana (ante Iberia por Copa Chile) y como ya sé que no hay discriminación con las mujeres, obvio que repetiré la experiencia", aseguró Catalina.