Matías Valenzuela
Es duro, durísimo. Nadie podría negarlo. Ancianos, niños y hasta embarazadas no tienen problemas para arrodillarse ante dios y subir peldaño a peldaño, bajo un irritante sol casablanquino que quema a cada paso. Es la máxima prueba de fe que ofrecen cada año los fieles de Lo Vásquez.
Raspando el cemento y las rodillas, algunos con niños en sus brazos, no escatiman en esfuerzos para pagar la manda, poner su parte del trato. Una peregrinación a Lo Vásquez no sería tal, si no contara con esas cientos de personas que entran de rodillas al templo, y los más apasionados, se arrastran sin polera y descalzos, extreman recursos; aunque este año se prohibió el ingreso al santuario con velas encendidas.
Desde Renca, Víctor Cortés emprendió rumbo junto a su familia, caminando, "como todos los años", según dice.
Ya van 24 en que repite la proeza para "agradecer solamente, no es necesario que a uno le pase algo malo para venir".
Cuestión de creer
Respecto de las críticas que reciben los fieles que se sacrifican para cumplir su manda, Víctor enfatiza que "ellos no entienden la fe de uno, uno obviamente lo quiere hacer así, no es necesario que la gente venga a mirar. Es la fe no más".
Sobre aquellos fieles extremos que sufren heridas en su peregrinación por ir sin zapatos o ir avanzando a punta y codo, Víctor empatiza con ellos comentando que "es la opción de ellos, uno entra como quiere, como sea la fe de uno".
Para Gonzalo Mejías, célebre peregrino de Lo Vásquez que se hizo conocido por llevar en su espalda una enorme maqueta del santuario fabricada por él mismo, el tema es netamente personal.
Poco antes del mediodía, Gonzalo yacía durmiendo, al lado de la maqueta del santuario, está exhausto y aprovecha los últimos minutos que tiene para reponerse antes de volver a subir la escalera para la misa de las 12.00.
Respecto de las críticas que reciben él y otros feligreses, hace oídos sordos y extiende una invitación a tolerar las creencias espirituales de los demás.
"No tienen porqué criticar a los demás, muchos de ellos creen que la gente lo hace por fama, pero no es fama. Es tu creencia, tú estás pagando de la forma que tú quieres, son sacrificios, hay gente que entra de guata, de rodilla, con velas prendidas en las manos, y no lo encuentro nada de malo, hay que mirarlo y admirarlo porque esta es una forma de pagar mandas", explica el santiaguino.
Al consultarle por estas prácticas al rector del santuario, el padre Andrés Valenzuela, este comenta que aceptan estas conductas, y al mismo tiempo advierte que no hay necesidad de autoflagelarse.
"Respetamos esa expresión a la gente que viene aquí, que se manifiesten, pero también les pedimos que cuiden su integridad física, que cuiden su salud. Hay otras expresiones, otras formas de manifestar esa intención especial, eso también explica un comprender que dios nunca va a querer que estemos dañados", apunta.