Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
Un hecho de lo más curioso ocurrió ayer en Juan Fernández- aunque para la gente de allá es de lo más normal del mundo- cuando un pescador de la zona halló un ejemplar de langosta con siete kilos de peso y, estimativamente, 120 años de edad. Buscando información sobre esos animales, conocidos en el mundo de la ciencia como Jasus frontalis, se cuenta que su promedio de edad es de quince años, aunque Julio Chamorro, un pescador de la zona, dice lo contrario.
Como encargado de monitoreo biológico de los diferentes productos que se rescatan del archipiélago, Julio Chamorro asegura que, para las condiciones de fauna marina que tiene la zona, ese promedio de edad no es nada raro. "Este hallazgo da cuenta de que todas nuestras normas de extracción en el mar, provenientes de 1914, han dado buenos resultados", cuenta.
Si los demás centros pesqueros del país están en el colapso, asegura Chamorro, este hallazgo viene a demostrar que Juan Fernández mantiene una población sana y sustentable.
Eso lo dicen también los anillos que, a cada año, se va conformando en la intersección del ojo y el cerebro de la langosta. De ahí que se cuenten 120 anillos, uno por cada transformación que la especie ha vivido en su propio caparazón.
Cuenta Chamorro que, si esto pasó, es también porque los pescadores de 1914 fueron visionarios en el tema de la reproducción y porque, además, en la zona cuentan con un área extensa de protección, que impide el paso a grandes barcos industriales. Solo pueden pescar, los trabajadores acreditados que son, mayoritariamente, artesanales.
La zona es una de las más puras en todo el país. Quizás por esa razón, explica Julio Chamorro, son los únicos en contar con productos con denominación de origen: entre ellos la langosta y el cangrejo dorado.
Ahora lo que se viene para este gran ejemplar de langosta, es ser servido como plato especial a raíz de su encuentro. Generalmente estas especies se devuelven al mar, como símbolo de la preservación, pero esta vez amerita que los pescadores lo cocinen.