Local ubicado en plena plaza Aníbal Pinto cerró por constantes asaltos
"Plaza Cumming" tuvo que convivir por años con los desórdenes del concurrido punto del carrete informal.
Aguantaron lo más que pudieron, pero el tema no les dio para más. La administración de un restobar ubicado en el centro neurálgico del carrete informal, decidió bajar la cortina para siempre, cansados por los desórdenes nocturnos.
Los diez trabajadores del "Plaza Cumming", quedaron cesantes a partir del viernes pasado, luego de que el negocio fuera cerrado. El local funcionó a los pies de la plaza Aníbal Pinto durante cinco años, y fue testigo privilegiado de la triste evolución del espacio, que se ve atestado de gente durante las madrugadas.
El ex administrador del ya extinto local, Fernando Pizarro, señaló que esta decisión se estaba barajando desde el mes de noviembre, aprontándose a lo que sería la temporada estival, que es la fecha en que más se acentúan los desórdenes.
"En lo que es invierno, de jueves a domingo se concentra la gente, pero en verano es de lunes a lunes", cuenta.
Respecto de la decisión, Fernando comentó que todos los locatarios del sector se ven afectados por la situación, pero el caso particular de ellos era más complejo porque se ubican en el centro mismo de donde se reúnen los jóvenes.
"Lo que nos afectó bastante fue el cambio que tuvo la plaza, el sector más que nada, nosotros estamos encima. Los locales de al frente, donde está el paseo, también están cerca de la plaza, pero donde se junta la gente es acá mismo", señala.
Delincuencia
Entre los problemas enumerados por el locatario, destacó el tema de la delincuencia y el tráfico de droga como los más preocupante.
"Con el pasar del tiempo la verdad de las cosas, gradualmente fueron bajando las ventas. Antes éramos más tolerantes, pero después empezaron a llegar los flaytes, como se les conoce, empezaron a asaltar y hacer esto de lo robos por sorpresa que se llaman, también hay venta de drogas. Es cosa de pasar después de las 22.00 horas y hay cuatro, cinco personas ofreciendo de todo", manifiesta Fernando, y añade que sus propios clientes se quejaban del ambiente que envolvía a la terraza.
"Ellos mismos nos decían que no se iban a arriesgar a traer a su señora y sus hijos acá. También hay que reconocer que no supimos reinventarnos y reenfocar nuestra propuesta a un público más joven", se lamenta.