Piden que vuelva el retén de Aníbal Pinto
Por culpa de los desórdenes, los locatarios del sector están con el agua hasta el cuello.
Sebastián Mejías Oyaneder - La Estrella de Valparaíso
No se cumplió un año todavía desde que un vendedor de sopaipillas asesinó al joven animalista Camilo Naveas en la plaza Aníbal Pinto, y las condiciones de inseguridad que, a juicio de vecinos, propiciaron la violencia, permanecen intactas.
Después del hecho, un retén móvil permanente llegó a instalarse al lugar. Para tranquilidad de los transeúntes, dotó a la plaza de cierta armonía temporal, que incluyó la salida del comercio ambulante y la diminución de alborotos a distintas horas del día.
Pero hoy las cosas están recuperando esa esencia negativa e incómoda para los vecinos, quienes se quejan de que ya no hay presencia permanente de Carabineros. Ayer les contábamos cómo el local Plaza Cumming cierra sus puertas, al no saber qué hacer con el comercio informal que en ese sector se junta, provocando continuos desórdenes nocturnos.
Un testigo de todos los dramas acumulados por décadas en el sector es Pedro Schultz, kiosquero de la plaza Aníbal Pinto, quien asegura que nada ha cambiado y que, ayer nomás, se encontró con el techo de su kiosco a maltraer: unos antisociales se habían subido durante la noche,para realizar unos rayados en la propiedad que está en el segundo piso.
"Lo que la otra vez conversaba con otros locatarios, es que debiese haber un retén móvil", aseguró. Desde hace un tiempo que el retén que se estacionaba justo frente a su local no llega y eso le preocupa.
"Sería un mentiroso si te dijera que me han robado, pero sí que tengo problemas constantes con la orina y los rayados. Y este como punto estratégico de la comuna de Valparaíso, debiese tener toda la atención de las autoridades", recalcó Schultz.
Desde la florería Ensueño, ubicada en la pérgola de la subida Cumming, su dueño Roberto, contó que los problemas de inseguridad no se quedan exclusivamente en la noche, sino que en el día también existen.
Lo que sabe es "que asaltan a alguien, una pelea, robos, esa gente que se pone a vender en la plaza, todo eso influye para que los locatarios decidan dejar a un lado sus emprendimientos".
Aburrido está este vendedor de flores, de tener que esperar a que el público entre a su comercio, porque sabe que, con todo lo que se puede ver en el sector, "nadie quiere detenerse, sino que pasar de largo y evitar los problemas".