La ardua tarea para encontrar hogares a niños vulnerados
El programa de María Acoge funciona hace 25 años. Busca proteger y apoyar a los niños, niñas y adolescentes en complejas situaciones.
Isabella Gálvez Olivo - La Estrella de Valparaíso
La ONG María Acoge, dedicada a la protección especializada de niños, niñas y adolescentes en la región, en forma constante necesita de la amabilidad y dedicación porteña para crear un futuro mejor.
Con su programa F.A.E ( Familia de Acogida Especializada) trabajan con pequeños vulnerables que fueron separados de su familia de origen. El objetivo de este proyecto, que tiene más de 20 años, es evitar que niños visiten centros del Sename durante su proceso de recuperación.
Campaña
Fabiola López y Katherine Núñez, sicóloga y trabajadora social del programa, explicaron el proceso minucioso de selección y seguimiento del F.A.E, que busca brindarle a los afectados, apoyo emocional, soporte afectivo y una familia temporal, mientras su núcleo de origen se somete a un proceso de "sanación".
Ahora se encuentran en una campaña de difusión, buscando la participación generosa y la buena voluntad de los porteños y viñamarinos. "Ahora, tenemos muchos más niños en el programa que familias. Necesitamos de la amabilidad social de las personas y que no existan prejuicios, que entiendan la historia y la situación por lo que están pasando los niños", señaló la sicóloga. Esperan que el esfuerzo de los adultos, cree un mejor futuro para los más pequeños.
Cómo funciona
Primero, los niños que entran al programa son aquellos que, determinado por un tribunal de familia, están pasando por una situación de vulneración grave. Como una medida para protegerlos, son separados de su núcleo familiar de origen e introducidos al proyecto. Trabajan con parientes del niño, como algún tío o abuelo; también con familias externas, que deben cumplir ciertos requisitos para acoger, temporalmente, a algún pequeño.
La selección de la familia de acogida, la cual es temporal, es minuciosa. Se realizan desde exámenes psicológicos hasta una evaluación habitacional que asegure una experiencia amena y cómoda al niño, niña o adolescente.
Las profesionales aclaran que no solo se encargan de la recuperación de los jóvenes vulnerados, también trabajan con sus padres para crear un ambiente óptimo y eliminar aquello que provocaba la transgresión.
"Es todo un equipo detrás del proceso, conformado por un psicólogo, un trabajador social y un educador familiar que no sólo se encarga del niño, también con sus padres o su adulto responsable para que pueda volver a su hogar, ahora más apto para su comodidad", explicaron las mujeres de la organización.
Algunas de las condiciones que deben cumplir las familias externas, conformadas ya sea por un adulto, una pareja o padres e hijos, es el interés para relacionarse con los niños, ausencia de situaciones de violencia u otra problemáticas, elementos de crianzas, entre otras características. "Esto es terapéutico para los niños. Necesitan un apoyo y comprensión de parte de un adulto que los ayude y proteja", comentaron Fabiola y Katherine.
Existe una lista de espera en los programas, de los cuales hay dos en Valparaíso y uno en Viña. Cuando una familia acoge al niño después de pasar la etapa de evaluación, el grupo empieza a trabajar con su núcleo para iniciar la etapa de sanación. Todos los casos son diferentes, así que el tiempo de espera varía según cada familia.
Sin embargo, quienes acogen a los pequeños y los funcionarios de María Acoge se mantienen a su lado, protegiendo y resguardando su proceso.
María Acoge entrega una subvención de $80 mil pesos a las familias de acogida (cuando son niños con discapacidad, la cifra aumenta), pero busca que los encargados cuenten con ingresos estables y suficientes para, si en un futuro, el niño no puede volver con su familia biológica, pasen de ser adultos temporales a "de larga permanencia".