Cuadernos Adelaida: Una experiencia hecha a mano
Estas dos chilenas venden agendas personalizadas hechas a mano. Tanto el precio como el proceso dependen de las características pedidas por los clientes. Los cuadernos prediseñados salen desde $5.500 pesos hasta $8.000.
Isabella Gálvez Olivo - La Estrella de Valparaíso
Amor, hilo y mucho papel son las materias primas de una pareja de jóvenes que, en Viña del Mar, ensamblan cuadernos a mano y crean experiencias únicas.
Pamela Ávila y Alejandra Poblete iniciaron hace casi 2 años su pequeño emprendimiento llamado Cuadernos Adelaida por instagram y Facebook, impulsadas por la pasión y cariño que le tienen a la encuadernación copta.
Un hobby se les convirtió en un trabajo de tiempo completo y a pesar de que sienten que les falta mucho por crecer, se sienten felices en su posición actual.
En honor a la abuela
Alejandra estudió Química Farmacéutica en el sur, pero gracias a su abuela Adelaida, los colores y el arte siempre estuvieron presentes en su vida.
Ella le enseñó a bordar y mantuvo su talento manual latente, haciendo que su obsesión por los lápices de colores y la tinta no desaparecieran de su cabeza.
Alejandra tomó un taller de encuadernación copta y se enamoró de la actividad, pero considerándola aún un hobby.
Tiempo después le enseñó a Pamela, su novia, a hilar cuadernos.
"Yo soy súper rayada con las libretas y las hojas. Cuando conocí a la Pame ella tenía muchos papeles. En mayo del 2016 se me ocurrió hacer un taller en Valparaíso y compré muchos materiales. En esa época hice como 2 cuadernos para regalar", cuenta Alejandra sobre lo que desató la idea de su emprendimiento, añadiendo que le enseñó luego a Pame a bordar libretas.
"Una amiga mía estaba de cumpleaños y se iba de viaje. Así que nos dijimos entre nosotras '¿por qué no le regalamos una libreta?' Y se la hicimos la noche antes de que se fuera. Ese fue nuestro primer cuaderno, que viajó a Cuba y aguantó un mes de paseo incesante. Ahí nos dimos cuenta que eran súper resistentes", recuerda Pamela.
Un amigo de la pareja, que les compró uno de sus productos, fue quien las impulsó para convertir su pequeña actividad en un negocio.
"Nos dijo 'hagan más, verán que a la gente les va a gustar'; y así fue", señala Alejandra, recordando que todo inició por redes sociales.
Durante los 15 meses que han funcionado, han realizado envíos de norte a sur en Chile, a clientes que las han contactado, mayormente, por instagram. Lo que ha llamado la atención de su fábrica de cuadernos, es que los hacen por encargo y completamente a mano. Crean toda una experiencia para su cliente: desde la creación en conjunto de la agenda, su personalización, la entrega en un envoltorio único y la vida útil del producto. Desean que las personas sientan algo con los cuadernos, ya sea satisfacción o un viaje al pasado, quieren dejar una marca en quien vive la experiencia Adelaida.
Se toman el tiempo de explicarle a los interesados las opciones de tapa (que pueden ser con telas a elección, bordadas y con cuerina) y de papel (de acuarela, negro, etc) que tienen. Reciben pedidos personalizados que responden al gusto de cada cliente, como bordados especiales, frases escritas y telas de diseños variados.
"Hace poco nos pidieron una agenda con 100 hojas para pintar acuarela. Era gordísimo. El chico que la compró nos dijo que la usaría para pedirle matrimonio a su polola. Al parecer ella pinta", dijo la químico farmacéutico, refiriéndose a lo mucho que dice un cuaderno de su dueño.
Taller en casa
Actualmente, Alejandra se dedica a su profesión en la V Región, pero Pamela es quien trabaja en jornada completa con los cuadernos.
Adaptaron el living de su casa para convertirlo en un taller de producción: acomodaron dos escritorios contra la pared de su departamento y los llenaron de los materiales para trabajar: lápices de colores, papel, retazos de tela, chapitas, tijeras y compresoras.
En el pasado intentaron que, cada una, ensamblara un cuaderno sola. Pero se dieron cuenta que el proceso era más lento y engorroso; así que se dividieron las tareas.
Una hace las portadas. Corta el cartón, que compran por pliegos, en las medidas que ofrecen. Luego lo forra a la mitad con tela o cuerina y lo sella con vanol, que funciona como lomo que protege las hojas sin esconder las costuras. Usan cola fría y pegante industrial para unir las partes. La tela debe ser de algodón para asegurar una resistencia duradera. Repiten el proceso con la contra portada y ensamblan el elástico que mantendrá cerrado el cuaderno, con remaches de colores en función de la tapa.
Después de que el pegamento se ha secado y se le han perforado los hoyitos por donde entra el hilo encerado, pasa a la segunda estación donde se cose. En este paso, normalmente finaliza la producción de la agenda, pero si requiere características especiales, pasa a la última etapa.
Alejandra es la encargada de escribir con caligrafía distintiva de su marca, las tapas de las agendas de cuerina ya terminadas. Siempre buscan la forma de cumplir con las peticiones de sus clientes, ya sea un cuadernillos especiales, una decoración diferente, el nombre de una persona o el sello de una marca.
El futuro
Las dos chicas están felices con su trabajo, pues aseguran que debe haber amor y pasión en las manualidades para mantener un negocio así. Dicen no querer contratar a otras personas para agilizar la producción, pues "las agendas quedan como nosotras queremos, por que nosotras las hacemos".
Ahora cuentan con clientes fieles que adoran sus diseños y personalizan cada vez más minuciosamente sus agendas.
Cada día son más conocidas gracias a las redes sociales (instagram: cuadernosadelaida) y a pesar de que están cómodas en su situación actual, desean crecer lo suficiente para abrir un local donde no solo vendan sus agendas hechas a mano, también artículos de papelería.