Guillermo Ávila Nieves
"¡Mi sueño es conocer a Jorge Zabaleta!", menciona con la emoción a tope el entrevistado acerca del actor reconvertido a los asados parrilleros, una vez acomodados los productos a disposición de los clientes en el Unimarc del paradero 11, en Villa Alemana.
Clientes que, muchos de ellos, ya tienen a este joven operador de 27 años y fanático de Colo Colo como el 'regalón' al trato en su meticulosa labor como reponedor de frutas y verduras en este supermercado. Desempeño que vio luz en julio del año pasado, tras realizar aquí una elogiada práctica laboral.
El primer impacto al estar de frente con Sebastián Ibacache es la actitud y positivismo con que encara la vida. Su antebrazo se posa sobre la cabeza mientras la mirada no pierde contacto alguno al diálogo. Es cordial. También directo en sus convicciones. En su forma de hablar, se percibe franqueza. Lo suyo, la energía al día a día: "Tengo hartos compañeros y compañeras, todos me tratan bien. Me gustaría quedarme acá".
Cualquiera que converse con Sebastián verá derrumbados prejuicios en torno a la capacidad de una persona con síndrome de Down. Sebastián, cuyo primer nombre es Guillermo, pero opta por el segundo o "Seba" para cercanos, se describe como "simpático, respetuoso, generoso y muy colaborador".
"El mejor"
La vida de Sebastián no es una vida corriente. Posee, como quienes tienen síndrome de Down, tres cromosomas en lugar de dos en el par 21. Dato: según el estudio epidemiológico global del Síndrome de Down publicado en la Revista Chilena de Pediatría de 2011, en el país esta trisomía se presenta en uno de cada 450 nacimientos.
De ahí que su madre, Teresa Carmona, valore el empeño de su retoño para ganarle a la vida: "Se ha comportado como cualquier joven normal". Cuenta que sus dos hijas mayores, Daniela y Carolina, lo regalonean. Y mucho. "Él es muy alegre. Tiene un espíritu colaborador y es ordenado", desliza.
Tras enterarse de la condición Down de Sebastián, Teresa Carmona resalta que su hijo estuvo con genetista, terapeuta y hasta un sacerdote, Cristóbal Kennedy, de Villa Alemana. "El Padre nos dijo cuando Sebastián nació que iba a ser el mejor".
Y así lo reconocen quienes aquí comparten labor con él. Aldo León, administrador del Unimarc de Villa Alemana, reconoce que de entrada Sebastián sorprendió gratamente por su desempeño, actitud y empatía con los clientes. Y, por sobre todo, resalta dos virtudes: "Tiene una memoria impresionante para conocer los códigos de las frutas y verduras. También una atención al cliente que es extraordinaria. Todos lo destacan, lo saludan, lo quieren mucho".
Teresa Carmona recuerda el despuntar en los atributos de Sebastián a la infancia y adolescencia. "El doctor me dijo que nunca lo pusiera en colegios especiales, que lo tratara como un niño normal porque iba a ser normal. Fue al jardín, después al colegio Cataluña, de donde salió de octavo básico... hasta egresar de la educación media del Integral San José", dice la mamá.
No es todo: el joven integra una comunidad en la Parroquia San Felipe Neri. "Un apoyo fundamental para Sebastián".
Fútbol, arte y actitud
Sus ojos almendrados proyectan vitalidad. Aquellos movimientos al desplazarse son algo más pausados, pero con la chispa que ya se quisiera un atleta.
Por eso le encanta jugar al fútbol, su otra pasión, afirma, además de la pintura. Versátil, Sebastián se decanta al lienzo y pinceles por los paisajes de Valparaíso. Tiene con qué inflar pecho: el año pasado realizó una exposición de pintura en el Centro Cultural de Gabriela Mistral, en Villa Alemana, junto a su "profe" Esther Valencia. "Desde pequeño siempre me gustó dibujar y pintar", sentencia Seba.
Cristián Carvajal es jefe de perecibles de Unimarc de Villa Alemana. También encargado de frutas y verduras, panadería y pastelería. Trabaja directamente con Sebastián. Su análisis: "Es bien querendón, cuando llegó le costó un poquito, pero se terminó adecuando increíble al trabajo". Atento, "los clientes siempre piden ser atendidos por Sebastián", refuerza Carvajal.
Los loas parecen ser parte del ADN de Sebastián Ibacache. "Hay personas que dejan anotados en el libro que es muy bueno. Que ojalá contratemos más gente como él. Con buena actitud", recalca su jefe de perecibles. Y nuevo halago: "La verdad, es un agrado trabajar con él".
Cierto. Hace un par de décadas, quienes padecen este síndrome no llegaban a cumplir los 40 años. Hoy sus expectativas siguen muy al alza a los años. Como el temple y ánimo de Sebastián, quien vuelve y reitera, como cualquier joven de su edad, un sueño digno de TV: echar la talla junto al actor Jorge Zabaleta.